Alfonso Romero, Alejandro Amaya, Antón Cortés
Toros de Javier Pérez Tabernero
Texto y fotos: J.M.S.V.
Estamos en agosto y ya se sabe…
Toros de Javier Pérez Tabernero
Texto y fotos: J.M.S.V.
Estamos en agosto y ya se sabe…
Confirmó la alternativa el mexicano Alejandro Amaya en una típica corrida de agosto con mínima entrada en Las Ventas. Tuvo la suerte de cara con el lote, pero es mucho decir, porque lo mejor es enemigo de lo bueno. Al mayoral le dieron leña desde los tendidos porque la corrida fue mansa y descastada.
Vamos por orden. En el primero el viento no le dejó torear con el capote y enseguida llegó la ceremonia de confirmación. En la muleta el toro salía suelto, como todos, y dejó un par de naturales y la voluntad de agradar. Entró a matar a ley pero la espada cayó baja. En su segundo, quinto de la tarde, de nombre Curioso, con peligro y mucho que torear, estuvo aseado hasta que recibió un revolcón y le brotó el pundonor. Fue entonces cuando dejó algunos pases con gusto.
Alfonso Romero hizo lo imposible por sacar partido a sus dos toros. En el primero sudó, pero aunque ponía voluntad lo hizo al revés (hacia fuera en lugar de hacia dentro) y se lo cantaron desde el 7. En su segundo, cuarto de la corrida, la lidia fue tensa, porque derribó al picador en el 3 e intentó saltar en el 9. Puso corazón el diestro porque el toro no quería y hasta dibujó un natural de cartel. Lo mató de estocada caída y saludó desde el tercio.
Antón Cortés tuvo dos mansos de los que dejan huella, por eso recuerdo más los quites en los toros de los compañeros. Con el capote estuvo bien, dejando el pellizco del arte que lleva dentro. Brindó al público el gitano el primero de su lote, pero apenas le permitió tres pases porque salía tan suelto que se recorrió la plaza entera de tendido en tendido. El sexto fue un manso de libro y la tomó con el banderillero Javier de Esperanza. Aquí si que no hubo opciones. El punto y final se produjo a las nueve y cuarto, ya con escasa luz y con pitos para el ganadero.
Vamos por orden. En el primero el viento no le dejó torear con el capote y enseguida llegó la ceremonia de confirmación. En la muleta el toro salía suelto, como todos, y dejó un par de naturales y la voluntad de agradar. Entró a matar a ley pero la espada cayó baja. En su segundo, quinto de la tarde, de nombre Curioso, con peligro y mucho que torear, estuvo aseado hasta que recibió un revolcón y le brotó el pundonor. Fue entonces cuando dejó algunos pases con gusto.
Alfonso Romero hizo lo imposible por sacar partido a sus dos toros. En el primero sudó, pero aunque ponía voluntad lo hizo al revés (hacia fuera en lugar de hacia dentro) y se lo cantaron desde el 7. En su segundo, cuarto de la corrida, la lidia fue tensa, porque derribó al picador en el 3 e intentó saltar en el 9. Puso corazón el diestro porque el toro no quería y hasta dibujó un natural de cartel. Lo mató de estocada caída y saludó desde el tercio.
Antón Cortés tuvo dos mansos de los que dejan huella, por eso recuerdo más los quites en los toros de los compañeros. Con el capote estuvo bien, dejando el pellizco del arte que lleva dentro. Brindó al público el gitano el primero de su lote, pero apenas le permitió tres pases porque salía tan suelto que se recorrió la plaza entera de tendido en tendido. El sexto fue un manso de libro y la tomó con el banderillero Javier de Esperanza. Aquí si que no hubo opciones. El punto y final se produjo a las nueve y cuarto, ya con escasa luz y con pitos para el ganadero.
Primer plano de un toro saltarín
Antón Cortés en capilla
Las manos de Romero
Esperando la hora
Trastos
Verónica de Amaya en el primero
Amaya en el de pecho
Derribo de Bala
wow looks painful
ResponderEliminarhay que sacar fotos de los tendidos jajajajaja estan vacios!!!!!!!!!!!!solo llena madrid en san isidro?,y esa es la catedral del toreo?gilipollas!!!!
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