Corrida de la Beneficencia (2 de junio)

Crónica reposada

Toros de Núñez del Cuvillo
Morante de la Puebla: Pitos con aviso y saludo
Cayetano Rivera: División y silencio
Daniel Luque: Vuelta y silencio

Texto y fotos: Manuel Durán Blázquez



Y tanto que son altas horas de la madrugada, porque ya ven ustedes que estas palabras llegan a una hora no acostumbrada en Larga Cambiada, es decir a deshora. Así han podido leer y recrearse en el ínterin con las palabras y las fotografías de Don Juan Miguel Sánchez Vigil. Y a estas horas, seguro que los verdaderos aficionados habrán visto aquello que quienes escriben en portales al uso y diarios con sección fija taurina también. Unos porque quieren que les cuenten lo que vieron y otros porque no vieron lo que decían otros que ocurrió. ¿Y qué fue ello? Imaginen ustedes un soponcio de cansancio y calor buscando una calle en una ciudad, pongamos con mar, en las que se suda aún más. Y de repente, aparece la calle que buscas, sombreada y en la que corre aire fresco. Pues eso ocurrió en Madrid-Las Ventas ayer. Después de una feria completa en la que recuerdas poco más o menos que detalles, aunque hubiera dignas comparecencias, pero poco más. De repente, por la magia del capote de un torero, torean dos. Sucedió en el tercero, de nombre "Relatero" entre mulato, negro mulato y algo chorreado de capa. Daniel Luque, en su noveno toro en Las Ventas este año hace un sencillo quite por chicuelinas, jaleadas sin demasiada euforia, al que replica por turno Morante de la Puebla por verónicas. De alguna de ellas parece, horas después, que aún está crujiendo en los medios. Como es su toro, Daniel Luque replica, también por verónicas y mejora aquellas chicuelinas primeras con otras verónicas, que en otro estilo recuerdan al Luque de sus primeros, muy primeros inicios, en los que ponía emoción y no como en los ocho toros anteriores lidiados en esta plaza. La réplica de nuevo, por chicuelinas morantinas de grana y oro. La plaza no se lo cree. Seguro que muchos se acuerdan o quieren acordarse de Joselito y Ponce, de Ortega y Rincón, de Robles y Ortega hace aún más años, pero no tantos. Y otros vuelven a restregarse los ojos porque de nuevo, es su toro, Daniel Luque replica, con chicuelinas, quizás alguna la mejor y otra la peor. Pero la plaza aplaude con unanimidad los gestos y el arte desplegado. Aún hubo más quites, delantales de Morante en el cuarto, y de Luque en el sexto. Y más, en el mismo cuarto, por fin apareció Cayetano, el nieto del señor Ordóñez para, rememorando al abuelo, quitar por gaoneras, pero con la larga de inicio, como hacía el de Ronda. Parecía que era invitado espectador, pero no lo fue. La tarde y el reo de capote llenaban todo.
Y del resto, los detalles sin completar faenas de los tres espadas. Unos con más colocación que otros, Alguno, aún con el paso a atrás y demasiado fuera de sitio y Madrid ya saben cómo es para eso. Pero mucho arte, en todos esos detalles. Eso anima, de verdad, porque la lucha y la brega están bien, pero lo que llega es esto. Que Morante diera un feo metisaca al primero se compensa con la estocada perfecta, con entrega en el cuarto, un bello jabonero de nombre "Manzanilla". Que Cayetano pinchara desmesuradamente en su segundo está compensado con la disposición en el primero con el que estuvo en torero fino y elegante. Y aunque Luque en su segundo no se terminara de acoplar, con el toro de menos transmisión, se compensa con lo del tercero, quites y detalles en la muleta. Si compusiera el muletazo en su inicio igual que en el remate estaríamos ante otra dimensión de torero.
Y de los toros, preciosos de estampa, de presentación y hasta de juego, con sus problemas de lidia, bravos en general en el caballo, rematando arriba muchas veces en los muletazo, pero con bastante nobleza y casta al mismo tiempo.
Y eso fue aquello que sucedió en la de Beneficencia de 2010. El palco ocupado por otra infanta taurina que nos recuerda a aquella otra Isabel, hermana de Alfonso XII y apodada "La Chata". A Aquella le gustaban los toreros madrileños, era de Vicente Pastor. A ésta no se la conocen preferencias, pero sin duda habrá disfrutado en esta tarde de quites de Morante y Luque.

** Saben Ustedes que el maestro Curro Vázquez es el apoderado de Morante de la Puebla y de Cayetano Ordóñez. Los dos toreros de pellizco, de arte. Observen en algunas de las fotografías que les muestro la mirada impregnada de torería con los dos toreros en los que cree.
























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