Decimoséptima de Feria (26 de mayo)

También fue el segundo

Toros de El Cortijillo 
Diego Urdiales: silencio y silencio
Morenito de Aranda: ovación y silencio

Miguel Tendero: silencio y silencio

Texto y fotos: Manuel Durán Blázquez


El segundo de la tarde, de nombre Gracioso














Como ayer, estos toros de Núñez, ayer de un hermano Lozano o de los dos o de los tres con el nombre de Alcurrucén y hoy también de encaste Núñez, de otro de los hermanos Lozano o de los dos o de los tres, con el nombre de El Cortijillo. Mismo tipo de toro, mismo comportamiento, hoy con menos fuerzas quizás y por ello no transmitieron tanto. Pero como ayer, el segundo sirvió y casi el quinto. Y nos dio pena que Morenito de Aranda no se llevara una oreja, aunque debieron ser las dos y hay que ponerlo en su debe. En el haber, que, en efecto hubo, lo intentó al natural y consiguió excelentes momentos pues era el mejor pitón. También mató bien, pero por tardar el toro en doblar, los pañuelos se quedaron en el bolsillo. Quizás es que no se arrebataron lo suficiente durante la faena. Torear fácil aliviando la embestida en Madrid tiene dos efectos: el grito desde algún tendido diciendo que así no o el silencio absoluto de todos los tendidos, que no dice nada, pero que sepulta con ese silencio. Cuando un toro transmite, como lo hacía el llamado "Gracioso",  nº 16, el segundo de la tarde, y como ayer lo hizo el llamado "Arrestado", nº 265, también segundo, había que llegar a más. Y eso es lo que le faltó a Morenito. A mi, desde el cristal de mi objetivo, los naturales eran perfectos. Entonces, ¿qué faltaba?. Pues alma y creer más en lo que uno hace, en el triunfo. Porque como decía antes, se pudieron cortar las dos orejas. Es la diferencia entre recibir una ovación, ser pitado para que no se dé la vuelta al ruedo y además no obtener trofeo. Cuando hay un toro que te puede dar la gloria, tienes que poner una buena alfombra, para que la gloria se sienta como en casa. Y eso faltó. Luego, podemos suavizar todo, diciendo que como son toreros que torean poco, que no se les puede exigir más. Yo digo lo contrario, como torean poco y están en la profesión más difícil del mundo, hagamos el parabién a Dios y no dejemos que los pañuelos se queden en los bolsillos... cueste lo que cueste.
Así pues, día gris y tarde gris, viento, faenas en terrenos peligrosos del 2 y del 3. Es decir, cercanos a toriles, pero que no influyeron en el comportamiento de los toros. Los toros, flojos, todos, con los cuartos traseros baldados y con poca fuerza, especialmente el primero de Diego Urdiales. Este diestro riojano, que siempre nos agrada verlo en Madrid por su buen concepto del toreo, tampoco en su segundo tuvo un enemigo adecuado, defendiéndose mucho precisamente por estar sin fuerza y aunque trazó algunos naturales en su estilo y sin dar ventajas, sus dos actuaciones fueron silenciadas
Y De Miguel Tendero, pues que vamos a decir, si gris era la tarde, más gris estuvo él. Intentos, disposición, pero ni los toros, ni los tendidos. Pico, toreo por las afueras y distancia entre el que manda y quien obedece, ya saben ustedes, mucha distancia, con lo que significa eso en Madrid. Otros dos silencios.
** * Detalle de Diego Urdiales al brindar la muerte de su primer toro a nuestro amigo y compañero Israel Vicente, quien ha perdido a su padre recientemente. Nuestro reconocimiento a Diego por ese brindis y nuestro abrazo para Israel.

Diego Urdiales

Morenito de Aranda

Miguel Tendero

Detalle del paseíllo

El primero de nombre Campanero

Brindis de Diego Urdiales a Israel Vicente

Así había que mantenerlo en pie

Morenito con la derecha de aquella manera

Morenito con la izquierda

Otro excelente natural

El tercero, de nombre Musiquero

Lance de Tendero en el tercero

Inicio de faena de Miguel Tendero

Intentando al natural

Alguno mejor que otro

La muleta por montera en el toro

El cuarto, de nombre Rompe-Luna

Urdiales en el cuarto

Naturales de Urdiales en el cuarto

La estocada de Urdiales, sensacional

El quinto, de nombre Segoviano

Morenito en el quinto con la derecha

El sexto, de nombre Clarinito

El sexto en el caballo

Tendero en el que cerró plaza

La despedida de una tarde gris

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