Tercera de la Feria del Aniversario (10 de junio)

Tarde de aficionado y una oreja para Pinar

Toros de Javier Pérez Tabernero, Valdefresno (sobrero 6º)

Antonio Ferrera: silencio y silencio

Sergio Aguilar: aplausos y silencio

Rubén Pinar: oreja y aplausos

Texto:JMSV
Fotos: Paloma Aguilar

Oreja para Rubén Pinar

La corrida tuvo un tercero de calidad que supo aprovechar Pinar y que fue aplaudido en el arrastre. Le costó al público calentarse, porque no pidió la oreja para Aguilar y debió hacerlo. En el primero Ferrera jugó con las banderillas y con la muleta estuvo correcto, sacando algunos derechazos y naturales que no fueron valorados. Sergio Aguilar, aunque no cuajó su primero, hizo una faena profunda, sacando los muletazos con alma, en una faena realmente buena. Solo lo vieron los que saben mirar, y eso explica la frialdad del público. Debieron premiarle con la oreja, porque remató la faena de estocada entera. El tercero derribó, y en el segundo puyazo de nuevo puso en apuros al varilarguero. Miguel Ángel García fue aplaudido en el segundo par del tercero y Rubén Pinar inició la faena con la izquierda, templando la embestida en “arreones” por la escasa fuerza del astado. Dio dos tandas de buenos naturales y al cambiar de mano comprobó que debía volver a la izquierda. Le pegó otro par por bajo y remato con una trinchera elegante. La estocada fue arriba y brotaron los pañuelos (oreja). En el cuarto, cárdeno salpicado, Ferrera puso un par al quiebro por la espalda que dejó al público boquiabierto, y otro al quiebro por los adentros. Con la muleta se vino abajo el toro y la faena no tuvo interés. El quinto era burraco y Rubén Pinar hizo el quite, al que respondió Sergio Aguilar por chicuelinas elevando el listón. Aguilar toreó con la mano baja, en un inicio de faena que enmudeció al respetable y que sin embargo fue a menos. Lo mató al segundo intento mientras sonaban los clarines del aviso. El sexto fue devuelto y en su lugar salió Langostito de Valdefresno, serio y rematado. El inicio de faena fue de expectación, con muchas ganas, aunque se quedaba corto por el pitón derecho; por el izquierdo cabeceaba y Pinar tuvo que recomponer. Después lo hizo todo, pero ya sin transmisión. Mató al segundo intento, justo cuando el clarín le avisaba de que la Puerta Grande no se abriría.