Pamplona (14 de julio)

Mi primer San Fermín

Toros de Torrehandilla, debutantes en Pamplona
Juan José Padilla, oreja y oreja
Julián López “El Juli”, silencio y ovación
Daniel Luque, ovación y oreja

Texto y fotos: Manuel Durán

El último día de toros comenzó con el encierro, al que apenas nos pudimos acercar. El cansancio al que se refería Juan Miguel era más anímico que físico. Pero estuvimos en Mercaderes, Estafeta y en los corrales de Santo Domingo, casi segundos después de pasar la manada.  Vimos como a los diez minutos de terminar el encierro, la organización comenzó a guardar talanqueras y postes para El San Fermín 2013. La visita al Museo del Encierro en la calle Mercaderes significa ver el encierro desde la historia y desde la modernidad. Recreación virtual y medir tu insignificancia junto a un toro de miura de tamaño real, fotografías, fechas históricas, revistas, libros, vestimenta y recuerdos impresos de diversos países que se han ocupado del encierro de Pamplona.
Repuestos pues, bien desayunados y bien comidos,  vimos la actuación en la plaza de los  toros de Torrehandilla, de quien ya dicen que ha sido primera y última vez que han venido a Pamplona, para ver el último festejo de este San Fermín de 2012. Los toreros: Juan José Padilla, El Juli y Daniel Luque. La llegada a la plaza con el desfile de las Peñas es todo un espectáculo, otro más.  Y la plaza a reventar y el sol, los tendidos de sol,  esperando a Padilla con las banderas piratas por señera… y claro, lo sacaron a hombros… Siempre cayó bien en Pamplona y ahora, convertido en colega de Barbarroja, más aún. Valiente y espectacular en banderillas y en los adornos, las dos estocadas, que fueron muy buenas sirvieron para cortar las dos orejas.  Ni el El Juli,  ni Luque en sus primeros pudieron hacer nada. Todo lo contrario de lo que hicieron en el quinto y sexto,  que fue lo mejor de la tarde. Cada uno de ellos en su estilo estuvieron mucho mejor y también los toros. El Juli perdió una oreja al pinchar y Luque si consiguió un trofeo con lo que se fueron de Pamplona  medianamente contentos.
Y terminó la corrida con Padilla a hombros, pero los espectadores no se movían. Claro, nos explicaron,  es el fin de fiesta en la plaza. Todas las bandas de las peñas  a golpe de tambores y aire tocan diversos sones donde  el vals de Astrain destaca sobre todos:
 …después vienen los muchachos
en un montón fraternal
empujando a los gigantes
con alegría sin par
porque llegaron las fiestas
de esta gloriosa ciudad
que son en el mundo entero 
una cosa singular.
Mi agradecimiento a Luis Barbado, a su mujer Marta, al cincuenta por ciento pamplonicas y asturianos, por servirnos de guía en nuestro debut sanferminero y por conocer una fiesta sana, hermosa y ancestral.



















































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