Tercer festejo de la Feria Taurina de Begoña (11 de agosto)

Victorinos buenos

Corrida de toros de Victorino Martín, vareados y en el tipo de la casa

José Ignacio Uceda Leal: oreja, oreja y saludos
Manuel Jesús El Cid: silencio, dos orejas y saludos
Algo más de media entrada

Texto y fotos: Manuel Durán

Fueron buenos, casi todos, menos el primero de El Cid que ejerció de alimaña y bastante bien de presencia en general. Y los espadas supieron aprovecharlos, cada uno, según su entender y saber de esto. Uceda con esa pulcritud, rayando a veces en cierta frialdad a la hora incluso de recoger las orejas de mano del alguacilillo, casi como si pidiera perdón por recibirlas. Si el público se la otorgó, pues bienvenida sea. Y en cuanto a El Cid, como sabemos que es torero que sabe, se le vio en el que pudo, no así en los otros dos que no pudo.

La emoción con los victorinos está servida siempre y se vio claramente en ese segundo de El Cid, toro que en cuanto vio que no le ponían las cosas en su sitio, las puso él. Y su matador casi no pudo ni esbozar un pase desde que cogió la muleta.

Uceda estuvo igual en su primero que en segundo suyo, casi sin mancharse el traje, con pases muy lentos y bien trazados, todos con el victorino humillando. Tan exactas fueron las faenas a sus tres toros, que en cuanto falló en el sexto a la primera, la oreja ya se esfumó. Lo que quiere decir que las estocadas influyeron en los trofeos a sus dos primeros toros. Ciertamente buenas y contundentes.

Y El Cid, todo lo contrario, como acelerado, porque el toro lo pedía. Eso si, la calidad del cuarto de la tarde fue tal que la mano izquierda… y la derecha de El Cid funcionaron y sirvió para que triunfara cortando las dos orejas del mejor Victorino de la tarde. Toro al que se premió con la vuelta al ruedo. En el sexto, volvió a estar desconfiado por alguna que otra colada a destiempo y la faena no llegó a más.