Sepúlveda y Víctor Barrio

Sepúlveda, Segovia.  Cuentan que su nombre podría venir de las palabras latinas “septem publicam”, por un primer asentamiento romano con siete puertas libres, públicas, por las que se podía acceder al lugar. Ayer llegamos a su Plaza Mayor no sé si atravesando alguno de los huecos por donde estuvo una de aquellas puertas.  Y llegamos porque no podía ser de otra manera, pero con cierto nudo en el estómago.  Víctor Barrio cumpliría 30 años el próximo lunes 29 y porque he sido testigo de la fragua y realización de un homenaje visual que mi amigo Roberto Ferrero ha querido dedicar a este torero castellano. Yo no puedo decir mucho como persona de Víctor, pero si algo como torero, porque tuve la oportunidad de ver y fotografiar sus actuaciones en Las Ventas.
Ayer, Roberto reunió en la Casa del Reloj de esta villa, en las propias murallas de su castillo a la familia del torero, a sus amigos y a los amigos y familia de ambos.  Elena Salamanca, con emoción contenida y sin contener, su madre Esther, su mujer Raquel y el propio Roberto hablaron y expresaron mucho de lo que aún no saben quienes conocieron y supieron como aficionados a Víctor Barrio.  También los que asistieron, con emoción contenida, en un espacio con tanta historia. Tanta como la que ya aglutina el torero de esta villa, villa que ya dio otro grande a la historia de la tauromaquia, Victoriano La Serna.   Y que El fotógrafo ha sabido mostrar tanto del hombre, con sus miradas, como del torero. Desde el cambio de mano a la mirada desde el burladero, sus fotos fueron el hermoso pretexto, que es mucho, para que Víctor Barrio sea eterno.


Texto y fotos: Manuel Durán















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