El Juli/ Manzanares/ Perera
Toros de Victoriano del Río (4º y 5º de Garcigrande)
Texto y fotos: J.M.S.V.
Toros de Victoriano del Río (4º y 5º de Garcigrande)
Texto y fotos: J.M.S.V.
Érase una vez… Perera y el silencio
Brindis de Perera al respetable
Hoy la corrida era de cuento, con príncipes de verdad y un respetable entregado. De principio a fin los aficionados se entregaron a los toreros, pero durante toda la tarde hubo murmullos, con paréntesis en los olés a Manzanares con el capote… Y cuando la suerte estaba echada se hizo el silencio en el sexto y Perera dio dos tandas de lujo. Con los cambiados los fue enmudeciendo y al alejarse del burel para dar la distancia justa las voces se fueron apagando. En ese momento la tarde alcanzó su máximo nivel, pero el toro fue a menos y aunque quiso cerrar la actuación con brillo los enganchones la oscurecieron. La estocada cayó baja y aun así buena parte del respetable pidió la oreja que el presidente, con acierto, no concedió.
No quiso Perera dar la vuelta al ruedo aunque se lo pidieron con insistencia. Una pena porque se la mereció y pagaron justos por pecadores; es decir que el niño del cuatro que gritaba enloquecido a su matador preferido se quedó con las ganas de lanzarle el ramo que tenía en la mano.
El Juli cumplió en el primero, siempre técnico y con ganas. En el cuarto hizo un pulcro quite por chicuelinas, y poco más que destacar (que ya es bastante), salvo su entrega de siempre. El primero de Manzanares derribó y se la jugó de nuevo el monosabio Durán (¡cuidado Luis!) por defender al caballo. El toro estaba fatal de los cuartos traseros y fue muy protestado. A los olés del 4 respondieron con miaus los del 7 y entre bromas pasó el turno.
Brindis de Perera al respetable
Hoy la corrida era de cuento, con príncipes de verdad y un respetable entregado. De principio a fin los aficionados se entregaron a los toreros, pero durante toda la tarde hubo murmullos, con paréntesis en los olés a Manzanares con el capote… Y cuando la suerte estaba echada se hizo el silencio en el sexto y Perera dio dos tandas de lujo. Con los cambiados los fue enmudeciendo y al alejarse del burel para dar la distancia justa las voces se fueron apagando. En ese momento la tarde alcanzó su máximo nivel, pero el toro fue a menos y aunque quiso cerrar la actuación con brillo los enganchones la oscurecieron. La estocada cayó baja y aun así buena parte del respetable pidió la oreja que el presidente, con acierto, no concedió.
No quiso Perera dar la vuelta al ruedo aunque se lo pidieron con insistencia. Una pena porque se la mereció y pagaron justos por pecadores; es decir que el niño del cuatro que gritaba enloquecido a su matador preferido se quedó con las ganas de lanzarle el ramo que tenía en la mano.
El Juli cumplió en el primero, siempre técnico y con ganas. En el cuarto hizo un pulcro quite por chicuelinas, y poco más que destacar (que ya es bastante), salvo su entrega de siempre. El primero de Manzanares derribó y se la jugó de nuevo el monosabio Durán (¡cuidado Luis!) por defender al caballo. El toro estaba fatal de los cuartos traseros y fue muy protestado. A los olés del 4 respondieron con miaus los del 7 y entre bromas pasó el turno.
En su segundo, es decir el quinto (más inválido que el anterior), el cansino del 7 le gritó: ¡…Que nooooo! Destacó con las banderillas Juan José Trujillo, al que no le aplaudieron lo suficiente y no pudo desmonterarse, aunque se lo mereciera por comparación más que otros.
Los comentarios al terminar de la corrida eran positivos, destacando a Perera por su quietud y torería, a Manzanares por su elegancia y al Juli por su técnica. Una más y una menos, todos contentos. Cayó otra hoja del calendario.
Muriel Feiner con el matador y Domingo espiando
Estiramientos
Precioso bordado
Verónica de Perera
Natural de Perera
Quite por chicuelinas del Juli
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