QUINTA Y ÚLTIMA DE LA FERIA DE SANTIAGO (Villalba)

Luis Francisco Esplá, Ángel Teruel y Rubén Pinar
Toros del Conde de la Maza

Las peñas con Esplá

Texto y fotos: Manuel Durán Blázquez

Las peñas de Villalba con Esplá

Era la despedida del torero alicantino de este pueblo y las Peñas se lo agradecieron. Pañuelos y más pañuelos como recuerdo a su trayectoria profesional. Después, la faena al primero que fue la única de la tarde premiada con una oreja. Quizás no debió ser para tanto, pero su forma de hacer las cosas, la intención en banderillas, aunque solo el par al violín resultó realmente templado y correcto. Y el toreo al natural, eso si, en un par de tandas realmente hermosas. Los consabidos kikirikís y los cambios de mano, marcas de la casa. Aunque tauromaquia ocasional, en este torero esos pases se consideran casi fundamentales. Lesionado en alguna fase de esta faena, en su segundo, además de que el toro no contribuyó en nada, resultó inédito con un evidente bajón en su condición física.

Ángel Teruel en su primero nada de nada. Con un susto al salir de los lances de recibo, no puso mayor intención, además de que el toro, agalgado, al estilo de muchos del Conde de la Maza, no dio ni una opción a un torero que está toreando muy poco. En cambio en el quinto, uno de los dos toros fumables de la tarde, junto con el sexto, lo intentó. Alguna serie al natural sin hilar ni ligar demasiado. El fallo con los aceros impidió cualquier asomo de triunfo.

Rubén Pinar, que se las sabe todas, parecía que iba a lograr algo con el tercero. Un toro que parecía iba a resultar para la muleta, después de empujar con bravura en varas, pero que al final, no convenció al de Albacete y abrevió por la vía rápida. Lo mejor en el sexto, la faena más completa, de menos a más con torería, con series al natural realmente entregadas y con gusto. Antes había quitado por chicuelinas ajustadas y el público reaccionó ante su disposición. El triunfo lo tuvo en la mano, pero las dos orejas se esfumaron con tres pinchazos y media estocada que enfriaron todo. Al final, cinco silencios y una oreja para Luis Francisco Esplá. El jamón se lo llevó en esta tarde el torero que se despedía, pero las papeletas las tuvieron sus compañeros de terna, con los dos mejores toros.
Lástima que el final de feria fuera así. Dejamos la algarabía de las Peñas y su fin de fiesta y abandonamos rápidamente el coso de la Estación. Sabíamos que la vuelta a Madrid conllevaría algún que otro parón en la carrretera, por mor de los que aún no están de vacaciones, pero aquí tienes ustedes mi impresión de la tarde. Dispuestos, sin duda, a volver, en cuanto haga falta a esta buena feria... ¿en plaza fija ya?