LOS MONOSABIOS DE MADRID

Texto y foto: JMSV



Ahora que se acerca el final de la temporada, con la Feria de Otoño como colofón, me vienen a la memoria escenas de riesgo en las que los monosabios de Madrid se han jugado la vida por los picadores y por los toreros cuando ha sido necesario. En la retina de los abonados queda su excelente labor en estos últimos años. Vivir por y para los caballos es su pasión, siempre en la Fiesta de los toros.
En los espectáculos de riesgo lo mejor que puede ocurrir es que no sean noticia quienes deben intervenir en caso de peligro, por eso cuando en los toros se hace referencia a los monosabios es que ha sucedido algo diferente de lo habitual. Cada cual tiene su misión, pero verlos monosabios en acción en los derribos es una lección de profesionalidad y de solidaridad con el compañero. No sólo por los quites, sino por la rapidez con la que actúan cuando la ocasión lo requiere. Son muchas las ocasiones en las que el público de Madrid les ha reconocido su entrega, y el público -ya se sabe- es soberano.
Cada plaza tiene su idiosincrasia y en Madrid la actuación de los monosabios es irreprochable. Supongo que lo mismo en Sevilla, Bilbao o México. Esa es también la belleza de la Fiesta, que cada lugar tenga sus características, sus peculiaridades, su casuística, sus detalles... su cuadra de caballos y sus monosabios.
Si todos los toreros fueran iguales…
Si todos los toros se comportaran del mismo modo…
Si todas las cuadras y los monosabios fueran un calco…
Pero siempre hay mucho más de lo que observamos en el ruedo, hay tanto que estos simples comentarios quedan reducidos al anecdotario. Hace apenas unos días me dejé caer por el patio de caballos y estuve presente en el rito de la preparación de los caballos. La tarea, minuciosa y organizada, me resultó enriquecedora por lo que viví y lo que aprendí.
Hay mucha leyenda en torno a los caballos de picar, demasiadas historias inventadas, pero la que yo les cuento no es producto de la imaginación: Mientras Luis Durán y su equipo colocaban los petos y correajes, un monosabio viejo ser perdió en un rincón en el que aguardaba turno un caballo y le acarició despacio la cabeza. El animal se giró y miró de reojo. El hombre le susurró unas palabras y el caballo movió las patas delanteras… Y en silencio de las cinco de la tarde el viejo y el equino se contaron no sé que cosas.
Después de contemplar esta escena me pregunté si el caballo se sentiría inseguro en la plaza sin la cercanía de los monosabios, y estuve pendiente toda la tarde. En el quinto toro, cuando el animal regresaba por el callejón hacia el patio tras cumplir en la suerte, el monosabio viejo extendió la mano desde el burladero del cuatro y el caballo se detuvo. Relinchó y luego siguió su camino.
En Madrid, monosabios y caballos conforman un todo, por eso las fotografías quedan imperfectas cuando en el ruedo los picadores no están flanqueados por los hombres de las chaquetillas rojas. Ya es hora de que alguna figura saque al ruedo a los monosabios de las Ventas y les brinde la muerte de un toro.

Comentarios

  1. Eso digo yo a ver cuando se hace eso porque se lo merecen..

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  2. El toreo es un mundo elititista donde los que están alrededor de los que triunfan nunc cuentan. Hay mil historias del pago que han dado las figuras a quienes han hecho todo por ellos. Por ahí van los tiros con los monosabios. Además he leido y escuchado a los popes de los medios recriminar varias veces su salida al ruedo y su comportamiento. También en esto debe haver intereses, lo mismo alguien quiere provocar cambios con fines especulativos... No sería la primera vez. Los aficionados sabemos mucho de esto, y se comenta por todas partes.
    En fin, lo de siempre... ¿Para qué reconocer el trabajo de los que no cuentan?

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