Cuando la maestría se alcanza por derecho o el caso de Enrique Ponce

Fotos: Julián López Guijarro
Texto: J.M.S.V.

En ocasiones sobran las palabras. Me decía un aficionado hace unos días que a veces no hace falta esforzarse en explicar las evidencias. Este es el caso de Ponce. Se escribe y se habla de los grandes (José Tomás, El Juli, Morante…) y cuando en la conversación se pregunta por Ponce, la respuesta es siempre la misma: ¡Es que Ponce puede con todo, lo lidia todo, lo domina todo…!
Hace ya muchos años, otro mérito para el matador, que le vimos vestido de blanco en el túnel de la plaza de Las Ventas. Tenía esa cara de niño recién salido del colegio, y esas ganas de convencer y de vencer. Y triunfó, en el ruedo y en la vida. Recuerdo que por entonces toreó con dos compañeros cuyas iniciales de sus apellidos comenzaban también con la letra P, formando carteles tan populares que dieron en llamarse “de las tres pes”: Plaza, Ponce y Punta.
Ha pasado el tiempo y don Enrique sigue en lo más alto del escalafón, un puesto ganado a pulso que ha llenado sus vitrinas de trofeos y, lo más importante, ha logrado el respeto y el cariño de la afición.
La galería de Larga Cambiada se honra con la presencia de Ponce en las fotos de Julián López Guijarro.






































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