Un año más: la sensación de volver
Novillos de Ramón Carreño
Juan Carlos Rey: oreja y saludos
López Simon: oreja y dos orejas (Puerta Grande)
José Ferrer: aplausos y saludo
Texto y fotos: JMSV
Puerta Grande de López Simón
Novillos de Ramón Carreño
Juan Carlos Rey: oreja y saludos
López Simon: oreja y dos orejas (Puerta Grande)
José Ferrer: aplausos y saludo
Texto y fotos: JMSV
Puerta Grande de López Simón
2010. Vuelvo a Sanse un año más. Bajo hacia la plaza envuelto en los olores de los desinfectantes y en el silencio de la siesta. Como siempre, recorro solo la manga del encierro. Los ladrillos de la plaza me sorprenden, siempre me sorprenden. Cruzo el portón después de saludar a los amigos y tengo esa sensación de volver el día en que todo empieza. Es de plomo la tarde, o mejor de azul tamizado por nubes de velo. Me escondo en el rincón último del patio frente a los mulilleros y monosabios, y observo el trasiego escuchando el tintineo de las campanillas. Tarde de toros. San Sebastián de los Reyes en plaza enorme de arquitectura funcional. Quema el aire caliente de agosto. Llegan los picadores y comienza el rito. Hoy torean Juan Carlos Rey, López Simón y José Ferrer.
Los novillos de Carreño han sido buenos, para desorejar todos. El público facilita las cosas. Juan Carlos Rey se ha gustado en el primero y en el cuarto no se ha entendido consigo mismo; José Ferrer es como es, y así le hemos visto: arrebatador; y López Simón se ha gustado y me ha gustado, sobre todo en el quinto cuando se ha dado cuenta de que podía y ha ido a por ello. Con los pies juntos, quieto, arriesgando y girando la muñeca de la izquierda con temple.
Al salir, la noria daba vueltas, giraba como la vida misma. Mucho que ver esto de la noria con la tauromaquia, tan pronto está arriba como abajo… y en una misma tarde gira cientos de veces.
Los novillos de Carreño han sido buenos, para desorejar todos. El público facilita las cosas. Juan Carlos Rey se ha gustado en el primero y en el cuarto no se ha entendido consigo mismo; José Ferrer es como es, y así le hemos visto: arrebatador; y López Simón se ha gustado y me ha gustado, sobre todo en el quinto cuando se ha dado cuenta de que podía y ha ido a por ello. Con los pies juntos, quieto, arriesgando y girando la muñeca de la izquierda con temple.
Al salir, la noria daba vueltas, giraba como la vida misma. Mucho que ver esto de la noria con la tauromaquia, tan pronto está arriba como abajo… y en una misma tarde gira cientos de veces.
Comentarios
Publicar un comentario