La torería de Víctor Barrio
Novillos de J. L. Pereda y 1 de Hermanos Torres Gallego (1º sobrero)
Cristian Escribano: silencia tras aviso y silencio tras aviso
Damián Castaño: silencio y silencio
Víctor Barrio: saludo y silencio tras dos avisos
Texto y fotos: JMSV
Víctor Barrio a porta gayola
Cuadrilla de Víctor Barrio
Escribano
Pedro Jiménez toreando
El gesto
Damián Castaño liándose
Un fantasma
Un capote enorme
Escribano con la derecha
Derechazo de Escribano
Novillos de J. L. Pereda y 1 de Hermanos Torres Gallego (1º sobrero)
Cristian Escribano: silencia tras aviso y silencio tras aviso
Damián Castaño: silencio y silencio
Víctor Barrio: saludo y silencio tras dos avisos
Texto y fotos: JMSV
Víctor Barrio a porta gayola
¡Hay que ser torero antes, durante y después!
Se lo escuché decir a Corrochano cuando iba por Espasa a charlar con Ricardo López de Uralde, el editor del Cossío y de la colección La Tauromaquia. Lo más difícil es cuando los novillos no tiene un pase y además de sacar todo lo que tienen se hace con elegancia, la que ha derrochado esta tarde Víctor Barrio. Pero hay más, porque su estar en el túnel de cuadrillas, su paseo por el ruedo y su gesto serio (mezcla de Manolete, El Viti y Julio Robles, con un punto de la sonrisa de Yiyo) relajan el espíritu de los nerviosos, porque ya en el cuarto buena parte de la concurrencia lanzando improperios (con razón) por la calidad del ganado. Por eso, cuando Barrio arrancaba esos pases templados con una y otra mano al ensabanado en castaño, botinero y capirote, de nombre Maravillo, una voz del 7 clamó a los cielos y gritó: ¡Qué asco de ganadería!
¿Saben ustedes por qué? Porque era consciente de que allí había un torero que regresaría al hotel sin la aureola del triunfo por culpa de los novillos.
Es verdad que Escribano no entendió a los dos suyos, como me comentó uno del 9, pero aunque los hubiera entendido nada de nada… Y Damián Castaño poco pudo hacer también, solo derrochar pundonor.
Se desmonteró David Adalid, que como acostumbra tuvo una tarde excelente. Por lo demás, para ser jueves, hubo buena entrada, la tarde fue soleada y salimos con luz para ver como todavía se agolpan a las puertas de la plaza los chavales para pedir autógrafos a los toreros. Ah…. Se nos olvidaba, no dejen de ver la muestra de carteles y fotografías que, de manos de Carlos Abella, se exponen en la plaza como homenaje a la Barcelona taurina. Preciosos los carteles, original el montaje y valiosos los documentos gráficos (mientras preparamos un apunte completo, pasen y vean, porque merece la pena).
Se lo escuché decir a Corrochano cuando iba por Espasa a charlar con Ricardo López de Uralde, el editor del Cossío y de la colección La Tauromaquia. Lo más difícil es cuando los novillos no tiene un pase y además de sacar todo lo que tienen se hace con elegancia, la que ha derrochado esta tarde Víctor Barrio. Pero hay más, porque su estar en el túnel de cuadrillas, su paseo por el ruedo y su gesto serio (mezcla de Manolete, El Viti y Julio Robles, con un punto de la sonrisa de Yiyo) relajan el espíritu de los nerviosos, porque ya en el cuarto buena parte de la concurrencia lanzando improperios (con razón) por la calidad del ganado. Por eso, cuando Barrio arrancaba esos pases templados con una y otra mano al ensabanado en castaño, botinero y capirote, de nombre Maravillo, una voz del 7 clamó a los cielos y gritó: ¡Qué asco de ganadería!
¿Saben ustedes por qué? Porque era consciente de que allí había un torero que regresaría al hotel sin la aureola del triunfo por culpa de los novillos.
Es verdad que Escribano no entendió a los dos suyos, como me comentó uno del 9, pero aunque los hubiera entendido nada de nada… Y Damián Castaño poco pudo hacer también, solo derrochar pundonor.
Se desmonteró David Adalid, que como acostumbra tuvo una tarde excelente. Por lo demás, para ser jueves, hubo buena entrada, la tarde fue soleada y salimos con luz para ver como todavía se agolpan a las puertas de la plaza los chavales para pedir autógrafos a los toreros. Ah…. Se nos olvidaba, no dejen de ver la muestra de carteles y fotografías que, de manos de Carlos Abella, se exponen en la plaza como homenaje a la Barcelona taurina. Preciosos los carteles, original el montaje y valiosos los documentos gráficos (mientras preparamos un apunte completo, pasen y vean, porque merece la pena).
Cuadrilla de Víctor Barrio
Escribano
Pedro Jiménez toreando
El gesto
Damián Castaño liándose
Un fantasma
Un capote enorme
Escribano con la derecha
Derechazo de Escribano
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