Antonio Cabello
¿Cómo se hace para mantener viva una revista de fotografía en el momento que vivimos?
Con mucha imaginación y más ilusión que se renuevan día a día en un proceso de sumar y convertir cada numero en una apuesta creativa, que te hace sentirte vivo, mientras difundes la esencia del arte fotográfico y compartes la fascinación por la imagen. Son apuestas diferentes a las publicaciones convencionales que tiene los días contados al no poder competir con las comunicaciones vía Internet. El secreto es contar con los mejores y con sus mejores fotos y mucha dedicación en cada número para que se convierta en un referente útil y apetecible para el lector.
De Córdoba a Madrid…pasando por muchos cosos. Díganos como tomó contacto con la fotografía y con los toros.
A muy tierna edad mi mano extendida era protegida por aquella regordeta de mi padre que me llevaba a ver las nocturnas en el desaparecido Coso de lo Tejares, mientras que mi abuela María me contaba bellas historias de hombres de gran valía que llegaban en calesas y salían izados en el triunfo de la gloria, fraguando de esta guisa la imagen del héroe que hasta hoy en día me sigue causando admiración y respeto. En mi juventud a la edad de mozalbete mis amigos eran toreros o aspirantes a serlo y departíamos en común tardes de triunfos imaginarias. La fotografía supuso para mi un reto cuando abandone ocasionalmente los pinceles y el aguarrás y opte por el hiposulfito y la hidroquinona. Era una apuesta por una herramienta diferente y otro medio de expresión artístico.
A muy tierna edad mi mano extendida era protegida por aquella regordeta de mi padre que me llevaba a ver las nocturnas en el desaparecido Coso de lo Tejares, mientras que mi abuela María me contaba bellas historias de hombres de gran valía que llegaban en calesas y salían izados en el triunfo de la gloria, fraguando de esta guisa la imagen del héroe que hasta hoy en día me sigue causando admiración y respeto. En mi juventud a la edad de mozalbete mis amigos eran toreros o aspirantes a serlo y departíamos en común tardes de triunfos imaginarias. La fotografía supuso para mi un reto cuando abandone ocasionalmente los pinceles y el aguarrás y opte por el hiposulfito y la hidroquinona. Era una apuesta por una herramienta diferente y otro medio de expresión artístico.
Antonio Cabello por José Ramón Lozano en la Plaza de Toros de San Sebastián de los Reyes
Pintar la Tauromaquia no es fácil, tampoco descubrir los secretos para hacerlo. ¿Cuáles son los suyos?
Supongo que la pasión que pongo en todo lo que hago. Dijo de mí, Paula; “Antonio tu no eres aficionado” a lo que le increpé, Maestro ¡yo soy apasionado!. Por consiguiente trasmito lo que siento; la pasión por las formas, el ritmo, el color y sobre todo el respeto por un hombre diferente, que lleva desde muy joven la huella de mil cruzadas marcadas en la profundidad de su rostro y por eso trato de plasmar no solo una imagen con cierto parecido en mis lienzos ya que mi propósito es que sea y mostrar a la vez la radiografía del alma, de ese espíritu que trato de perpetuar.
Maximino Pérez, Miguel Ángel Perera, Antonio Cabello y F. J. Pulido (alcalde de Cuenca) en la presentación del cartel 2008, diseño original de Cabello basado en un óleo de José Tomás pintado por el autor para esta ocasión
Mójese. Háblenos de ese torero que le hace sentir la Fiesta
Cito una dedicatoria que me hizo Rafael de Paula. “Firmo este recuerdo a Antonio Cabello, Artista Pintor y “Torero Artista, con mi abraso de agradecimiento y admiración.” Poco puedo añadir a estas palabras solo que “La Fiesta” en mi opinión es toda esa magia maravillosa convertida en filosofía de una cultura de la que bebemos artistas y aficionados. Desde mí punto de vista una tarde con sol y moscas es igual a otra de nubes y truenos, la de los grandes triunfos o aquella desafortunada. Todas tienen su imagen, su retrato y siempre, siempre, encuentro la bondad y el hechizo que embarga el alma y los sentidos. Siempre me llevo un apunte eterno. Contemplar una faena es saborear el olé ronco, aflorar sentimientos profundos y enaltecer la imagen efímera de una obra de arte grabada para el recuerdo.
Cito una dedicatoria que me hizo Rafael de Paula. “Firmo este recuerdo a Antonio Cabello, Artista Pintor y “Torero Artista, con mi abraso de agradecimiento y admiración.” Poco puedo añadir a estas palabras solo que “La Fiesta” en mi opinión es toda esa magia maravillosa convertida en filosofía de una cultura de la que bebemos artistas y aficionados. Desde mí punto de vista una tarde con sol y moscas es igual a otra de nubes y truenos, la de los grandes triunfos o aquella desafortunada. Todas tienen su imagen, su retrato y siempre, siempre, encuentro la bondad y el hechizo que embarga el alma y los sentidos. Siempre me llevo un apunte eterno. Contemplar una faena es saborear el olé ronco, aflorar sentimientos profundos y enaltecer la imagen efímera de una obra de arte grabada para el recuerdo.
¿Cómo se hace para mantener viva una revista de fotografía en el momento que vivimos?
Con mucha imaginación y más ilusión que se renuevan día a día en un proceso de sumar y convertir cada numero en una apuesta creativa, que te hace sentirte vivo, mientras difundes la esencia del arte fotográfico y compartes la fascinación por la imagen. Son apuestas diferentes a las publicaciones convencionales que tiene los días contados al no poder competir con las comunicaciones vía Internet. El secreto es contar con los mejores y con sus mejores fotos y mucha dedicación en cada número para que se convierta en un referente útil y apetecible para el lector.
Eduardo Dávila Miura junto al cuadro pintado por Antonio Cabello
Comentarios
Publicar un comentario