Juan Pelegrín
Tauromaquia y fotografía o viceversa. Díganos en qué orden y por qué eligió esta especialidad…
Pues depende. Realmente, como afición seria o como algo importante en mi vida, primero vino la tauromaquia. Años después se juntó la fotografía y formaron un buen tándem. La elección de la fotografía taurina me vino un poco impuesta por algunas circunstancias y estoy encantado de que fuera así.
¿Qué foto esconde que no haya publicado todavía o que nunca publicará, y qué reportaje considera el mejor por su belleza?
Siento destrozar el misterio de la pregunta, pero escondo muy poco de mi trabajo. En realidad nada. Si no publico algo que considero decente es por descuido, nunca a propósito. Lo más que puede pasar es que guarde algo para un momento más adecuado, pero ni siquiera suelo hacer eso. Las fotografías guardadas en el archivo no aportan nada, ni a mí ni a la gente que, imprudente, anda pendiente de lo que publico o se tropieza con ello. Tanto en el blog como en la web de Las Ventas o allá donde publique me gusta que los lectores disfruten de lo bueno que pueda hacer.
Es difícil decidir cuál es mi mejor reportaje. De hecho, me voy a tener que contradecir porque el mejor, aquel al que le tengo más cariño, todavía no lo he publicado y sí que está guardado. Ahora bien, no es que no se haya publicado por celo, sino por falta de tiempo para darle la forma adecuada. Tengo que decir que ese reportaje no está hecho en una plaza de toros, sino a unos 3.000 kilómetros de la más cercana. Me gustaría asegurar que falta poco para que lo saque, pero todavía no veo una fecha.
En cuanto a los toros, si tuviera que elegir un momento para hacer un reportaje, sería, sin duda, los minutos previos al paseíllo en Las Ventas. El miedo, la tensión y la esperanza son un regalo para la cámara. Me interesa mucho también el público de los toros. Alguna vez habrá que dedicarle verdadera atención.
Dicen que la fotografía en los libros es una forma distinta de ver las imágenes. ¿Cuál fue su experiencia durante el proceso de edición de su obra?
Para mí la edición del libro fue el paso de una duda a otra desde que a algún iluminado se le ocurrió la idea hasta que el libro se quedó sólo en las librerías sin ningún apoyo. Del “¿Pero cómo voy a hacer un libro si mis fotos son de una vulgaridad espantosa?” hasta el “quiero dar las gracias a todos los que me acompañáis hoy” de la presentación todo son dudas. La primera si de verdad hay necesidad y a partir de ahí, lo demás: la historia que se quiere contar, cómo se cuenta, el criterio para la elección de las fotografías, su disposición, el formato, las tapas, los textos. Todo. Por suerte, me encontré por el camino a José Luis Ponce, de la Editorial Bellaterra, que hizo más fácil el camino, y a Luis Francisco Esplá, que me regaló todas las letras del libro. El balance final ha sido bastante bueno y, muy al final, hasta divertido.
¿Por qué la fotografía entre las distintas posibilidades de expresarse? ¿Cuándo cogió la primera cámara?
Pues no tengo muy claro el porqué de la fotografía. Supongo que se juntaron una serie de factores que hicieron que mi medio principal de expresión, en cuanto a los toros, terminara siendo la fotografía. Podían haber terminado juntando letras, pero estoy muy contento con el giro final. La fotografía taurina me ha enseñado cosas de los toros que no conocía. También alguna que otra sobre mí.
La primera cámara debí cogerla, más o menos, a la vez que la primera pelota o el primer triciclo. No lo recuerdo. Pasaron muchos años hasta que les dedicara verdadera atención, pero era un objeto que circulaba por casa con naturalidad.
Pues no tengo muy claro el porqué de la fotografía. Supongo que se juntaron una serie de factores que hicieron que mi medio principal de expresión, en cuanto a los toros, terminara siendo la fotografía. Podían haber terminado juntando letras, pero estoy muy contento con el giro final. La fotografía taurina me ha enseñado cosas de los toros que no conocía. También alguna que otra sobre mí.
La primera cámara debí cogerla, más o menos, a la vez que la primera pelota o el primer triciclo. No lo recuerdo. Pasaron muchos años hasta que les dedicara verdadera atención, pero era un objeto que circulaba por casa con naturalidad.
Juan Pelegrín en acción
Tauromaquia y fotografía o viceversa. Díganos en qué orden y por qué eligió esta especialidad…
Pues depende. Realmente, como afición seria o como algo importante en mi vida, primero vino la tauromaquia. Años después se juntó la fotografía y formaron un buen tándem. La elección de la fotografía taurina me vino un poco impuesta por algunas circunstancias y estoy encantado de que fuera así.
Toro del Conde de la Maza, Las Ventas, 22 de agosto de 2010
¿Qué foto esconde que no haya publicado todavía o que nunca publicará, y qué reportaje considera el mejor por su belleza?
Siento destrozar el misterio de la pregunta, pero escondo muy poco de mi trabajo. En realidad nada. Si no publico algo que considero decente es por descuido, nunca a propósito. Lo más que puede pasar es que guarde algo para un momento más adecuado, pero ni siquiera suelo hacer eso. Las fotografías guardadas en el archivo no aportan nada, ni a mí ni a la gente que, imprudente, anda pendiente de lo que publico o se tropieza con ello. Tanto en el blog como en la web de Las Ventas o allá donde publique me gusta que los lectores disfruten de lo bueno que pueda hacer.
Es difícil decidir cuál es mi mejor reportaje. De hecho, me voy a tener que contradecir porque el mejor, aquel al que le tengo más cariño, todavía no lo he publicado y sí que está guardado. Ahora bien, no es que no se haya publicado por celo, sino por falta de tiempo para darle la forma adecuada. Tengo que decir que ese reportaje no está hecho en una plaza de toros, sino a unos 3.000 kilómetros de la más cercana. Me gustaría asegurar que falta poco para que lo saque, pero todavía no veo una fecha.
En cuanto a los toros, si tuviera que elegir un momento para hacer un reportaje, sería, sin duda, los minutos previos al paseíllo en Las Ventas. El miedo, la tensión y la esperanza son un regalo para la cámara. Me interesa mucho también el público de los toros. Alguna vez habrá que dedicarle verdadera atención.
Juli, 12 de junio 2010
Dicen que la fotografía en los libros es una forma distinta de ver las imágenes. ¿Cuál fue su experiencia durante el proceso de edición de su obra?
Para mí la edición del libro fue el paso de una duda a otra desde que a algún iluminado se le ocurrió la idea hasta que el libro se quedó sólo en las librerías sin ningún apoyo. Del “¿Pero cómo voy a hacer un libro si mis fotos son de una vulgaridad espantosa?” hasta el “quiero dar las gracias a todos los que me acompañáis hoy” de la presentación todo son dudas. La primera si de verdad hay necesidad y a partir de ahí, lo demás: la historia que se quiere contar, cómo se cuenta, el criterio para la elección de las fotografías, su disposición, el formato, las tapas, los textos. Todo. Por suerte, me encontré por el camino a José Luis Ponce, de la Editorial Bellaterra, que hizo más fácil el camino, y a Luis Francisco Esplá, que me regaló todas las letras del libro. El balance final ha sido bastante bueno y, muy al final, hasta divertido.
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