De la Tauromaquia en Arte Fotográfico


















Arte Fotográfico vuelve por sus fueros y presenta el número taurino de cada año. Once autores se recrean en la suerte de la fotografía en una visión tan diversa que no solo sorprende por las distintas formas de interpretar sino por el desarrollo y culminación de los proyectos. Digamos que el conjunto constituye una Tauromaquia en la que se presentan la fotografía de estudio, el toro en el campo, el torero en la plaza, los sueños, las historias, los documentos y las transformaciones.
Todas las lecturas sobrepasan el mero carácter taurino para adentrarse en capítulos concretos, desde el eros al tánatos. Y entre las fotografías, siendo muchas extraordinarias, la inquietante escena de una mujer torera, por Gina Le Vay, pendiente de los detalles de la estética antes de salir al ruedo, compensada con esa inmensa soledad en el túnel de la plaza de México. De los once autores, Antonio Cabello juega con ventaja por su conocimiento del torero y por sus incursiones artísticas en este terreno, por ello “Duende” no es el acercamiento o la alternativa sino la confirmación, esta vez reflejada en las texturas de los capotes.
Y en orden de paginación diremos que abre Denise de la Rue con los retratos pictorialistas en decorados barrocos, seguidos de las escenas de André Viard en el campo, con un jabonero salido de los infiernos de Dante; el clasicismo de Maurice Berho con sus rostros en blanco y negro; el erotismo de Sebastián Troncoso, próximo a las imágenes de un Avedon; el caleidoscopio de Ana Martínez Porro que descompone los colores hacia las formas del grabado; el toreo de salón puesto en detalles de blanco y negro por Oksana Shapiro; los mitos del gran Francisco Cano, documentos que deberían encontrarse en la caja fuerte de alguna institución pública, con un prodigioso retrato de Ava Gardner, y el ejercicio documental de la citada Gina Levay sobre la mujer en el mundo del toro. Rompe el conjunto la transhumancia de Antonio Bascón, pero no en la estética ni en la belleza de las imágenes, sino por tratarse de un reportaje donde los paisajes tienen tanta fuerza que superan las pretensiones taurinas.
He dejado a propósito para el final la serie del director y actor Antonio Banderas, ya mostrada en el Instituto Cervantes, montajes en un escenario de oscuros de tragedia con representación del dolor, la muerte y el sexo, como si de una obra teatral se tratara.
Completan las páginas de la revista el texto de la profesora Delgado Linacero sobre el rito y el mito taurino, extracto de la tesis doctoral “El toro en el Mediterráneo”, el artículo “Relicarios en plata”, donde Cabello sintetiza los contenidos y refleja las características de los autores, y el apunte de Bárbara Mur sobre la fotografía taurina en el siglo XIX.

Arte Fotográfico
Fotografía Taurina
Nº 628, Agosto de 2011

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