Decimoctava de la Feria (27 de mayo)

El contagio

Tocando madera. Una menos. Miguel Á. Rodríguez

Toros Baltasar Ibán
Fermín Espínola: silencio y silencio tras aviso
Serafín Marín: saludo tras aviso y silencio tras aviso
Rubén Pinar: división tras aviso y silencios

Texto y fotos: JMSV

Hay tardes en las que todo se contagia. Eso es lo que ha ocurrido esta tarde de domingo, que los toreros se han contagiado unos a otros para terminar sin saber que hacer. Se comentaba en el tendido que con alargar las faenas por hacer el paripé solo sirve para ganarse los pitos… pero no hay remedio.

Hubo al menos dos toros con posibilidades que además fueron aplaudidos en el arrastre: segundo y tercero. El mexicano Espínola hizo el quite por gaoneras al primero y en banderillas puso dos buenos pares Domingo Siro. La falta de fuerza del astado llevó la faena de muleta a menos. La estocada fue buena. El cuarto pasó sin pena ni gloria.

Serafín Marín empezó deprisa. Dio dos tandas con la derecha y no supo o no pudo hacer más. En el quinto no hubo toro y Marín se empeñó en hacer eterna la faena. Escuchó el aviso y el respetable se aburrió. Rubén Pinar no se entendió con el tercero y la monotonía fue el resumen. La faena al sexto fue tan insulsa que cuando fue apuntillado se produjo la estampida en los tendidos.

Afortunadamente estaban en el ruedo los de plata, que también cuentan (y mucho). Así que lo mejor de la tarde sucedió en el cuarto: dos buenos pares de Chano y un tercero de Francisco Javier Martínez. Los dos se desmonteraron para responder a la ovación cerrada del público.

Estuvo en el palco real la Infanta Elena, y a falta de otro entretenimiento parte de la concurrencia se divirtió viendo el volar de las monteras hacia las alturas en los brindis.