Centro de Estudios Taurinos de la Comunidad de Madrid
De cuando los dioses
“Así como las aguas nó solo de
los menos caudalosos manantiales y arroyos, sí también las de las más copiosos
ríos, se encaminan a los inmensos mares por ser su verdadero centro; del mismo
modo se dirige el escaso raudál de las presentes producciones al insondable
piélago del Arte y la Ciencia Tauromática…”
Así comienza el texto que el
aficionado Tixera escribió entre enero y abril de 1802 con el título La Fiesta de Toros, en aquellos tiempos
en que los toreadores eran dioses. En las 50 páginas que Carmena Millán dio a
conocer en la edición que preparó en 1894, y que ahora reproduce en exquisito
facsímil el Centro de Asuntos Taurinos a partir de la Biblioteca Cossío, Tixera
se cuestiona y responde a cuatro preguntas (proposiciones las llama), a saber: 1.
¿De qué medios convendría valerse para perfeccionar el arte de torear, y por
qué esta diversión debería preferirse al resto de las nacionales”; 2. ¿Quiénes
fueron los más excelentes aficionados?; 3. ¿Por qué a los picadores antiguos
mataban los toros menos caballos?; 4. ¿De qué proviene que no sean tan bravos
como los de la Península los toros de México, Lima, Buenos Aires y otras provincias
de América?
Leer las consideraciones de
Tixera es una delicia, como lo es la edición del Centro de Asuntos Taurinos que
prologa José Miguel González Soriano (Biblioteca José María de Cossío de Las
Ventas). El original ingresó en el Centro con los fondos donados por la viuda
de Celestino Espinosa Echevarría (R. Capdevila), y en el objetivo de difundir
la cultura taurina surge el facsímil que ahora se edita.
¡Pasen y lean!
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