Novillada en Gijón (9 de agosto)

Novillada a media luz

Novillos de Nazario Ibáñez

Francisco José Espada: ovación con saludos y oreja (mató el tercero por lesión de Vanegas)
José Garrido: ovación vuelta al ruedo y dos orejas (lidió y mató el cuarto y el sexto)
Manolo Vanegas (lesionado en su primero, no pudo matarlo y pasó a la enfermería)

Texto y fotos: Manuel Durán

Como es preceptivo, con el habitual “Gijón del alma”, el himno de la ciudad, se inició el primer paseíllo. Los novillos, encastados, en general dieron un excelente juego, aunque poniendo en apuros y exigiendo a los novilleros. Este primer festejo comenzó a las 22 horas por lo que tuvo que celebrarse con luz artificial, y si bien la fachada estaba estética y artísticamente iluminada, el interior del coso no lo fue tanto. Ni para medios de comunicación y lo que es más peligroso para los propios toreros. Quizás si el experimento, que no resultó mal de público, se volviera a repetir habría que mejorar este apartado.

Los jóvenes espadas tuvieron que emplearse, y bien, con una novillada que como dice el tópico, “pedía el carné”. Francisco José Espada estuvo muy centrado en su segundo novillo, aprovechando sus embestidas con mucha raza y clase. En el primero, el más pequeño del encierro, apenas terminó de centrarse y debió estar mejor.

José Garrido, el más puesto de los tres y encabezando el escalafón, demostró por qué está ahí. Su toreo de mano muy, muy baja a su primero llamaron la atención. Perdió las dos orejas por el descabello, dio la vuelta al ruedo en el cuarto y paseó las dos orejas del que cerró plaza, quizás con una faena no tan completa como la del segundo de la noche.

Manuel Vanegas, venezolano de origen, debutaba con caballos y el tercer novillo tenía mucho que torear y aunque los naturales más ceñidos de la noche fueron los suyos, un parón y derrote lo mandaron al aire y en la caída se lesionó gravemente los ligamentos de la rodilla derecha. Valor no le falta y tan solo el rodaje y experiencia le pondrán en su sitio.

Primera puerta grande de la Feria del 125 aniversario en El Bibio para el pacense Garrido, que demostró sobre todo mucho oficio y recursos.