Toros de Los Bayones
Manuel Escribano: silencio y silencio
Javier Herrero: ovación y ovación
Víctor Barrio: oreja y oreja
Una pena que los toros hayan acusado tanto un encierro campestre de tantos
kilómetros, pues los astados no tenían mala condición y los toreros se han
mostrado dispuestos durante toda la tarde.
Manuel Escribano, voluntarioso, realizó una faena a un toro flojo, pero
noble, que emborronó con la espada. Su segundo fue imposible por lo rebrincado
y descoordinado que embistió.
Con el segundo de la tarde, Javier Herrero logró muletazos que calaron en
los tendidos a un toro descoordinado. Remató de estocada tendida y recibió la
ovación de sus paisanos. Ante el quinto, un toro inválido que debió haber sido
devuelto, solo pudo matarlo dignamente.
Víctor Barrio recibió con una larga cambiada al primero de su lote, que fue
devuelto a los corrales porque acusó en demasía el mencionado encierro. A su
primero bis le cortó una oreja tras una faena vibrante, de muletazos de buen
trazo y ligados que conectaron con los tendidos. Remató de estocada y paseó una
oreja.
Ante el último toro de la tarde, que abría mucho la cara pero que embestía
muy corto, inició la faena de muleta rodilla en tierra, tratando de levantar la
tarde, y realizó una faena de cercanía por el escaso recorrido del toro y mató
de estocada. Paseó otra oreja y fue sacado en hombros por la Puerta Grande.
Fotos: Raquel Sepúlveda
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