Rafael
Cerro, apoderado por Luis Miguel Calvo y Antonio Rubio
El
extremeño será dirigido en lo artístico por el torero burgalés, encargándose de
las labores de despacho el ganadero de la divisa de Alejandro Vázquez, Antonio
Rubio.
Rafael
Cerro inicia nueva etapa de la mano de Luis Miguel Calvo y de Antonio Rubio,
-representante de la ganadería de Alejandro Vázquez-, hombre muy vinculado al
toro desde su niñez. Los tres han firmado un acuerdo de apoderamiento, con la
intención de recorrer juntos las próximas cuatro temporadas. Tanto Calvo como
Rubio se encuentran ilusionados con el torero extremeño, "porque está en
un momento para romper, con un recorrido ya hecho y que sólo necesita esa
oportunidad que a todo torero le hace cambiar la moneda", afirma su ahora
mentor, Luis Miguel Calvo. Si bien, aunque ha sido esta mañana cuando se ha
formalizado el apoderamiento, lo cierto es que
Cerro y Calvo llevan semanas haciendo campo y entrenando juntos.
Rafael
Cerro nació en febrero de 1993, en Navalmoral de la Mata (Cáceres). Su debut
con picadores fue en Olivenza (Badajoz), en marzo de 2011, siendo esa misma
temporada la de su presentación en Las Ventas, junto a David Silveti y Víctor
Barrios, con novillos de El Ventorrillo. En 2013, Cerro fue el ganador del
Certamen Novilleril celebrado en Las Ventas, en una final de pundonor y entrega
en la que su segundo novillo, con la espada hundida hasta los gavilanes, en un
desplante del extremeño, le corneó en el abdomen. Aquel triunfo le supuso
llevarse, además del reconocimiento de los aficionados capitalinos, el premio
de un coche de cuadrilla.
Rafael
Cerro tomó la alternativa en su tierra natal, en abril de 2014, en un cartel de
figuras con Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera, con toros de Alcurrucén,
para después, en el mes de junio de ese mismo año, en la feria del Corpus de
Granada, acartelado con Finito de Córdoba y José Tomás, cosechar un triunfo de
los de peso. El 15 de agosto de 2014 confirmó en Madrid, siendo ovacionado en
su primero y resultando herido en el sexto, toro en el que se le pidió la
oreja. Quienes le conocen, dicen que es diestro de valor y con una gran
capacidad ante la cara de los bureles, además de una sana ambición y una
entrega sin límites a la que ha elegido como profesión, pese a su juventud.
Hasta la temporada pasada,
Rafael Cerro había sido apoderado por el diestro José Ortega Cano.
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