Carta a Víctor Barrio

Último retrato de Víctor Barrio en Las Ventas, 29 de mayo de 2016. Foto Muriel Feiner















Juan Miguel Sánchez Vígil

Querido Víctor:
Aturdido por el dolor y con el pulso en nervio te escribo. De tu valor y tu arte torero nada diré, porque el sobresaliente cum laude lo llevabas grabado a sangre y fuego; de tu persona sí, de tu bondad quiero hablar conmigo mismo para repasar tus gestos cariñosos, tu sonrisa de niño y tus palabras de aliento.
Te recuerdo aquel día en el que los fotógrafos de Las Ventas nos reunimos para exponer un puñado de imágenes en la plaza donde tanto disfrutaste, en ese espacio donde el público se puso en pie para rendirte homenaje.
Te siento ahora tan cerca como aquel mediodía en el que hablamos de tus planes, de tu lucha, del futuro… Tengo el dolor metido hasta la médula y contengo la rabia por lo injusto de la vida. Nuestro común amigo Julián me hablaba mucho de ti, me hacía saber de tus triunfos, de tus deseos… y presumía del brindis que le hiciste una tarde de verano…
Tengo tu imagen grabada en la retina desgastada, tu estampa recortada en los ladrillos del túnel de cuadrillas y tu mirada siempre alegre. Tanto sufrir, tanto soñar, tanto esperar para que en un instante la dirección del viento trunque el viaje.
Gracias querido amigo, gracias por haber hecho feliz a tanta gente. Porque la felicidad está en cada momento vivido, y somos muchos los que hemos tenido la fortuna de conocerte.  

  
Suena el clarín.
El alguacil de los cielos despeja el coso
y el torero Barrio troca en ciprés. 
El sol de la tarde ilumina su rostro
la cruz del albero bajo sus piés.
Suena el clarín.
La música vuela entre las arcadas
y en el paseíllo escucha una voz.
¿Quien me llama? - piensa
Suena el clarín.
La flecha se clava en disparo certera
el alma se rompe y con él  la flor
Dios ya le contemplaña
un ángel  lo arrima con todo su amor.



















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