Novillada en Las Ventas (4 de septiembre)

Novillos de El Montecillo
Javier Castro: silencio y silencio tras aviso
Miguel Ángel León: saludo tras aviso y saludo tras aviso
Mario Sotos: silencio y silenci

Fotos: Ana Escribanoo


Javier Castro
Mario Sotos
Miguel Ángel León


Miguel Ángel León

Miguel Ángel León






Javier Castro


Mario Sotos


Javier Castro






Miguel Ángel León






A Miguel Ángel León se le escapó por la espada

Ni Javier Castro ni Mario Sotos puntuaron en su comparecencia venteña, tan sólo el sevillano, que saludó las dos únicas ovaciones del festejo


Una novillada de Paco Medina con el hierro de El Montecillo era la que abría el mes de septiembre en Las Ventas con el cuarto de plaza de todos los domingos. En el cartel, los novilleros Javier Castro, Miguel Ángel León y Mario Sotos haciendo el paseíllo a las seis y media en punto. 
La novillada del El Montecillo soltó algunos ejemplares con calidad pero a todos le faltó poder y transmisión. Prevaleció la nobleza, con embestidas vacías y sin fuerzas. Con este material el único que sumó fue Miguel Ángel León que recibió dos ovaciones tras dos notables faenas. El sevillano tenía el triunfo en la mano ante el segundo pero un inoportuno resbalón al entrar a matar lo privó del mismo. Con el otro, se entregó al máximo y en ambos se vació por completo. El de Gerena sacó del aburrimiento la tarde y ofreció lo mejor de ella. El azteca y el albaceteño no pasaron de voluntariosos con sus respectivos lotes y fueron silenciados.
Espeluznante la portagayola de León ante el primero de su lote. El novillo salió andando, midiendo, esperando, mientras el sevillano seguía de hinojos aguantando las dudas de su oponente. El trance subió las pulsaciones de todos tras una maligna colada que apuntó cuesta el percance. Después llegaron verónicas con sabor ante un novillo sin terminar de rebosarse y con la embestida a media altura. Lo justo en varas, pero el novillo seguía a la expectativa. Reservón. Buen tercio de banderillas protagonizó la cuadrilla con limpieza y brevedad. Miguel Ángel ofreció distancias en su prólogo pero dos inoportunas caídas del novillo nos dejó la miel en los labios. El de Gerena inteligente presentó la franela muy sutil, sin dar nunca un tirón e imprimiendo mucha despaciosidad a sus trazos. El novillo tuvo nobleza, calidad pero estaba justito de poder y el sevillano le puso todo el alma que le faltó a su oponente. Poco a poco, fue desgranando por ambos pitones una faena con estética y ligazón. Destacó sobre todo la exigencia al natural donde la hondura y temple caldearon el ambiente. A diestras la ligazón en todo momento y sus buenas formas. Buena labor del sevillano que tenía la oreja en la mano, pero la media estocada, el resbalón previo y el aviso posterior, lo dejaron todo en ovación con saludos.
Apretado el quinto y con echurás de torito cuajado. León lo recibió con un bello ramillete de verónicas en las que ganó terreno hasta llegar al centro del ruedo. Remató con una media muy sevillana. En varas se castigó lo justo y se movió con un trote prometedor en la lidia. Miguel Ángel se fue a los medios se plantó de hinojos en un vibrante inicio. Pronto y en la mano. En la tanda con la derecha se arrebujó con su oponente y resultó muy bella la ejecución. La siguiente a zurdas con limpieza, también de buena nota. León buscó toro en todo momento y se lució hasta que el novillo echó el freno. Su astado quería pero no podía y el sevillano se expresaba igual sin guardarse nada dentro. Se fajó con él, le abrió distancias y le dio tiempo entre muletazos pero ni aun así se caldeó el vecindario. El de Gerena sin toro dio una buena imagen y dejó claro su toreo, que debe tener más continuidad. Media, descabello y ovación.
Abanto de salida era el primero y marcando terrenos de chiqueros, mansito en los primeros compases de su lidia. Castro intento de forma estéril fijarlo en el capote pero nunca se amarró en el percal, cada lance era un continuo viaje a chiqueros. Además el utrero comenzó a flaquear de fuerzas, lo que enfadó más al respetable. Se cumple el tercio de varas sin pena ni gloria y punto. En banderillas la no devolución del astado hizo que el respetable se pusiera muy irascible. Lógico por otra parte porque él novillo casi no se tenía en pie. Esta vez el palco pecó de conservador y por ende, su actitud fue en contra del espectáculo. El mexicano lo muleteó por uno y otro pitón, pero su obra no decía nada por la falta de transmisión. Voluntad ante un marmolillo que para colmo jamás humilló.
Tocadito arriba, con poco cuello y abierto de sienes el cuarto. Sin humillar en el recibo de capa del Azteca, sin embargo apretó al piquero de turno en la primera entrada, en la segunda algo menos pero se fue pronto al peto. El segundo de su lote se movió con prontitud pero siguió con la tendencia de no humillar, ahora bien, aquello tenía transmisión puesto que su acometida era brutota. Castro con disposición lo pasaportó por los dos pitones, pero le faltó limpieza en el trazo y mayor mando en los toques. Acortó distancias y se metió en terrenos comprometidos pero su esfuerzo nunca encontró recompensa. La tizona se fue a los bajos tardando en caer. Al final las palmas al novillo y el silencio tras aviso para Javier.
El colorao tercero salió enterándose del sitio similar al primero. Sin fijeza y corretón. Nada de decir de recibo y varas salvo lo inocuo de esos tercios. Mario Sotos brindó al respetable. El albaceteño se encontró con un novillo dócil que metía la cara abajo pero al que faltó más chispa. Las formas clásicas del novillero prevalecieron en su labor, pero tal vez careció de enfadarse ante un ejemplar que tuvo quince arrancadas. Hubo pasajes aislados con cierto decoro, pero por el contrario más desacople. No llegaron a entenderse del todo entre ambos y aquello transcurrió por el aburrimiento. Varios pinchazos y estocada.


Las hechuras del sexto recordaban al cuarto. Utrero alto, amplio de sienes y largo que embistió desclasado en los primeros tercios. En banderillas esperó a los de plata. El cierraplaza llegó soltando la cara al último tercio y con un viaje muy deslucido. Mario al igual que en su anterior novillo tiró de estética pero jamás se enfadó con su oponente. El trasteo de Sotos no pasó de voluntarioso ante el último de la tarde. Un joven al que se le notó la falta de rodaje. Varios pinchazos y estocada. Silencio.




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