El viernes 30 de
diciembre Víctor Barrio reunió a toreros, banderilleros, aficionados y muchos
niños en el polideportivo de Sepúlveda. Bajo la atenta mirada del diestro
segoviano, presente en varias pancartas por todo el pabellón, jugaron al toro y
al fútbol para que los Reyes Magos repartieran regalos taurinos en la Cabalgata
de la localidad. Y lo consiguió.
La tarde del 5 de
enero se respiraba magia por las calles de Sepúlveda. Sus Majestades los Reyes
Magos de Oriente llegaban para protagonizar la Cabalgata. Antes de pasar por
todas las casas a dejar lo que les habían pedido, repartieron juguetes entre
los más pequeños. Pero este año, como ya ocurrió en la Cabalgata de 2012, los
niños de Sepúlveda tuvieron dos regalos, uno de ellos, como decía la carta que
habían recibido Sus Majestades, pedido para todos ellos por su torero, Víctor
Barrio. Pedía regalos taurinos, para que los niños sepulvedanos continúen con
su afición y sigan aprendiendo sobre el mundo del toro. Los Magos lo
concedieron y los niños de Sepúlveda ya cuentan en sus habitaciones con el
libro “Toros para niños” de Juan Iranzo.
Todo esto no hubiera
sido posible sin la Asociación Cultural Taurina “Amigos de Víctor Barrio”,
organizadora de la iniciativa, siguiendo el legado de su torero. Pero tampoco
sin los matadores y profesionales taurinos que el día 30 se acercaron hasta
Sepúlveda para enseñar a los niños a torear y para jugar un partido con el fin
de recaudar fondos para los regalos taurinos. Cristina Sánchez, Rafael De
Julia, Morenito de Aranda, Juan del Álamo, Sebastian Ritter, Víctor Manuel
Rodado, Daniel Menés, Carlos Ochoa, Amor Rodríguez, Carlos García, Pablo Martín
de la Fuente, Eusebio Fernández, Roberto Martín “Jarocho”, Raúl Mateo, Luciano
Briceño "El Chano”, Alejandro Da Silva y Pepe Sánchez jugaron con los
niños, embistieron, les enseñaron a torear y disfrutaron compartiendo su
pasión. Después, se calzaron las deportivas y jugaron contra los socios de la
ACT un partido de fútbol sala en el que este equipo se impuso en la primera
parte por cinco goles a uno. Pero remontaron los toreros en la segunda parte y
finalizó el encuentro empate a seis. Desde las gradas se vivió con intensidad
el partido, como también ocurrió en la pista.
Todo ese esfuerzo se
vio recompensado la tarde del 5 de enero, con las caras de ilusión y alegría de
los niños al recibir sus cuentos taurinos que, además, había “pedido” su
torero, Víctor Barrio, para ellos. Porque como escribió en la carta que dirigió
a los Reyes, “decidles a los niños de Sepúlveda que me acuerdo mucho
de ellos, de los días que hemos toreado juntos, o de cuando me han ido a ver a
una plaza de toros o a un tentadero. ¡Ah! Y recodadles que me encanta verles
jugar a los toros en cualquier lugar. Animadles a seguir con su afición, que es
una pasión maravillosa”.
Víctor Barrio sembró
de nuevo afición entre centenares de niños y lo seguirá haciendo a través de su
asociación y de aquellos profesionales que estén dispuestos a colaborar.
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