El respetable vs los hinchas


Hay que tener presente que el espectáculo taurino está estrechamente vinculado a las festividades de todos los lugares de la geografía española de ahí que sea denominado como Fiesta Nacional y es lógico que en un principio las personas que acudían eran, en los tendidos más selectos, las más influyentes por lo que se establece como norma la buena disposición de damas y caballeros para lucir palmito y la solana era ocupada por el pueblo llano. Los aficionados que adquieren su entrada son por tanto calificados con el apelativo de respetable, cuando el diestro vestido de luces y ante el concurso de los entusiastas despliega con valor y gallardía todo un repertorio de suertes en medio de la solemnidad que la muchedumbre presta al espectáculo. El Arte de Cuchares está reglado por un ritual no escrito que se da tarde tras tarde. Entre momentos de miedos y algarabía toreros y publico se dan cita y son con su clamor los que deciden premiar al diestro por su actuación al sacar un pañuelo blanco indicándole al presidente la satisfacción con la faena ejecutada. La tarde de toros es un acto social en la que concurren las parejas compartiendo tendidos con sus amistades y en muchos cosos existe la tradición de tomar una merienda entre el tercero y cuarto toro que es compartida entre los íntimos aportando cada uno las viandas ocurrentes. Suele ocurrir que el festejo sea el preámbulo de una cena o noche de copas tomadas en ambientes taurinos que en la mayoría de las ocasiones son salas de corte flamenco. Al ser un espectáculo muy educado el respetable puede increpar a un torero por su mala actuación e inmediatamente cambiar su aptitud ensalzándole con vítores sí su proceder pasa a ser brillante y en definitiva al ser todo esto una cuestión de emociones es poco probable que se manifieste al gusto de todos y puede ocurrir que unos critiquen la actuación silbando mediante “Pitos” y otros palmeen con “Aplausos”, o lo que es lo mismo crearse la división de opiniones.



Los aficionados al Fútbol son auténticos forofos de sus equipos y aunque este al principio era un deporte muy allegado a las áreas locales formado por jugadores lugareños lo cierto es que en la actualidad todo se ha extrapolado a ser una empresa de pasiones en la que el espectáculo es un auténtico negocio y el espectador es un consumidor de emociones. El club es una empresa con solo objetivos crematísticos que facilita al espectador lo que éste demanda y por consiguiente se consume todo lo que genera el espectáculo llegando al extremo de que las empresas de consumo y alimentación realizan campañas en función de estas actividades deportivas y valga el ejemplo una cerveza etiquetada con los signos de un equipo, una fábrica de electrodomésticos que anuncie sus productos en consonancia con un campeonato, los lápices y carpetas de los niños se adornan con los escudos y así sucesivamente. El espectador acede al estadio consciente de que va a sufrir y en ese devenir del ganar o perder transcurren los minutos de juego cómo se suele decir con el corazón encogido.  La hinchada por lo general concurre al encuentro con atuendos deportivos en muchos casos luciendo la camiseta de su equipo y generalmente con el dorsal de sus jugadores estrellas. Es usual que utilicen bufandas decoradas con los emblemas representativos y en grandes campeonatos pintan y decoran sus rostros maquillándose con los colores del equipo. Ésta a su vez entona, en forma coordinada, cánticos de aliento (un continuo griterío que tratará de alentar al equipo o desalentar al rival con pitidos y abucheos), despliegan distintos tipos de banderas, cartulinas, etc. también es usual el lanzamiento al aire de globos, pirotecnia (bengalas), rollos de papel para recibir al equipo cuando los jugadores salen al campo de juego a disputar el partido. Aunque ahora se han eliminado existía la figura de los “Ultras” que son aficionados muy radicales en ocasiones violentos que llevan la afición hasta las últimas consecuencias. Peleas, insultos, inclusive la muerte está entre las acciones que estos forofos pueden ocasionar en este espectáculo deportivo.

Fotos y textos: Antonio Cabello

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