La tauromaquia es
una filosofía de vida basada en una liturgia que conlleva el respeto y un
comportamiento posiblemente para muchos trasnochado ya que se inculca llamar de
usted al maestro, ceder el paso o todo aquello que conlleva jerarquía.
Los aficionados
viven la tarde de toros como un acontecimiento único y se preparan para asistir
al festejo engalanándose y disfrutando de lo que de la tarde para
posteriormente valorar el regusto por lo bien hecho y esas sensaciones que se
dan en el ruedo mientras parando y templando muy despacito el burel que sigue
los engaños fragua pinceladas idílicas.
El torero pasa
infinidad de horas en sus entrenamientos, la mayoría del tiempo en el campo ya
sea participando de las labores de los vaqueros o en los tentaderos y por
supuesto toreando de salón. Hay otra actividad que los hombres de luces
practican y son las entregas de trofeos, jornadas taurinas y culturales,
colaboración con programas de difusión; radio, prensa, tv. y los que también hay
que tener en cuenta las secciones fotográficas. Recuerdo que estando con el
maestro Rafael de Paula ya con edad avanzada abrió el maletero de su coche y
allí descansaba una muleta doblada y es que la tauromaquia siempre acompaña al
torero hasta la sepultura.
Posiblemente la
actual generación desconozca que no ha existido en nuestro país un espectáculo con
mayor tronío que los toros ya que concretamente un 20 de mayo de 1964 España
entera se paró para presenciar la confirmación de alternativa de Manuel Benítez
Pérez “El Cordobés”, las empresas dieron permiso a sus empleados para la
ocasión y las tiendas de electrodomésticos como si se tratase de un gran
espectáculo llenó sus escaparates con televisores que los viandantes rodearon
para presenciar la corrida donde el toro del hierro de José Benítez Cubero de
nombre “Impulsivo” hirió gravemente al torero de Palma del Río antes de
finalizar su primera faena. Aún así, la gente, enardecida, pidió la oreja, que
su cuadrilla llevó hasta la enfermería.
Desgraciadamente
hoy en día ser taurino está mal visto, han cambiado los tiempos, y no hay personas
más amantes de los animales que los que son recriminados por la ignorancia.
¡¡¡Que Dios reparta
suerte!!!.
Aunque existen
dentro de la práctica del deporte muchas disciplinas es el fútbol el que
destaca con diferencia, contándose en millones los seguidores repartidos por
todo el mundo ya que existen competiciones mundiales, continentales,
nacionales, locales, etc. y los medios de comunicación dedican infinidad de
horas a difundir este deporte amén de que son los propios aficionados los que mantienen
viva la llama durante los encuentros.
Los niños desde
muy pequeños son adoctrinados en el juego que puede ser en ocasiones un
trastorno del control de los impulsos y de ahí la cantidad de enfrentamientos
que acaecen entre los que concurren a los juegos de pelota, peleas entre padres
de jóvenes jugadores, reyertas entre aficionados o entre los propios jugadores,
etc. Al ser un juego de pasiones en ocasione las consecuencias son por lo general muy
violentas y en cualquier encuentro la hinchada enardecida grita, canta, pita o
se manifiesta con exaltación.
Todos integran un
mercado de fichajes y por ejemplo el entrenador es contratado con la puerta de
salida abierta y en rara ocasión cumplen su contrato. Igual suerte corre
actualmente los jugadores que tiene fecha de caducidad y son los clubes los que
especulan con ellos cambiándoles los colores y emblemas y entusiasmando a una
nueva afición hasta que la edad los va relegando de este mercado y pasan a
otras labores cómo pueda ser la de entrenadores, directores deportivos, etc. o
simplemente los ahorros le permitan tener negocios para continuar aún con su
joven vida.
El aficionado es
solamente fiel a su equipo, pero no a lo que acaece dentro de él que esto talmente
pasajero y transcendental, unos van y vienen y en cada momento el presente es
lo que cuenta ya que rápidamente la historia solo queda para los nostálgicos y
lo importante es acumular triunfos que dependen del gol ya que lo demás no
cuenta siempre que se cumpla el objetivo de ganar y llenar la vitrina con
copas.
Este apasionante
entretenimiento genera infinidad de recursos económicos y crea ilusión entre
los seguidores de los equipos generando rivalidad.
¡¡¡Que cantemos
siempre el alirón!!!.
Texto y fotos: Antonio Cabello
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