Foto: José Manuel Martínez |
España posee un
gran número de escuelas taurinas en demanda de profesionales que se ejercitan en
el Arte de Cúchares con un gran arraigo cultural. Los alumnos como en cualquier
conservatorio, club, escuelas de arte, etc. asisten a clases dirigidas por
expertos profesionales ocupando una jornada completa entre la asistencia a
colegios e institutos concertados y las diferentes clases, impartidas en la
escuela taurina, entre las que se encuentran la educación física y adecuada
preparación, clases prácticas y teóricas. Hay que tener en cuenta que los
jóvenes deben de superar grandes pruebas y preparaciones para superar sus
miedos y como la mayoría de los alumnos aquí referenciados son vocacionales y
tan dignos de tener en cuenta para dotarlos de una educación y preparación que
les permitan enfrentarse a su actividad.
Se consideran
obligaciones primordiales de los alumnos: Es imprescindibles la asistencia con
regularidad a las clases teórico-prácticas que se impartan en la Escuela.
Observar en todo momento una conducta correcta y educada. El sometimiento a las
normas de organización y disciplina que puedan emanar de la dirección o de los
profesores. La asistencia a las clases de la Escuela Taurina no podrá ser
pretexto, en modo alguno, para no asistir a los Colegios, Institutos, Centros de
Formación Profesional o trabajos que, en razón de su edad y condición,
corresponda a cada alumno. A estos efectos, deberán acreditar documental y
periódicamente el debido cumplimiento de estos deberes. En definitiva, la
escuela posibilita la formación de los alumnos para enfrentarse con las
vicisitudes de la vida desde el punto de vista profesional y personal.
En los centros se
disciplina a los alumnos en educación y respeto a los compañeros, profesores y
maestros. Buen comportamiento y vestir correctamente ya sea el traje de calle o
el de faena, estando siempre en impecable estado de higiene, afeitado evitando
tatuajes y en el momento de torear el único perfume que sobresale es el del
jabón ya que la colonia estropea el oro y alerta al toro.
Foto: Jorge Paris |
La mayoría de los
clubes deportivos poseen escuelas para la formación de su cantera y en el caso del
R. Madrid posee una red de escuelas distribuidas por la comunidad de Madrid y a
nivel mundial.
El profesorado de
la Fundación utiliza el fútbol como medio para desarrollar los aspectos
sociales y educativos claves en el desarrollo de los menores; de esta forma, el
aprendizaje del fútbol es un vehículo educativo e integrador. Por esa razón,
todos ellos reciben una formación específica en la metodología pionera y de
vanguardia desarrollada por el Grupo de Valores de la Fundación para sus
Escuelas Socio deportivas en todo el mundo y canalizada en el programa de
progresión entrenando fútbol, enseñando valores, en cada categoría.
Dentro de los
objetivos y método de enseñanza se inculca el respeto, compañerismo, igualdad, motivación,
autonomía, esfuerzo, compromiso, autoestima, salud y solidaridad son los
valores del deporte de equipo.
Educar en valores
a través de la práctica del fútbol a todos los niños que así lo deseen, sean
cuales sean sus circunstancias y capacidades, creando hábitos saludables de
vida a través del ejercicio físico. Propiciar la formación integral de los
alumnos y el disfrute del deporte, complementando su educación en aspectos
deportivos, técnicos, tácticos, fisicomotrices y psicológicos, así como en sus
aspectos humanos, éticos e intelectuales. Fomentar la motivación y el sentido
de pertenencia. Facilitar la integración de menores en riesgo de exclusión
social o con distintas capacidades a través de la práctica del deporte de
equipo.
El fútbol al
contrario de los toros está bien visto socialmente y los niños desde muy
pequeños lo practican en las escuelas, lo contemplan en sus casas en la tv y de
hecho los jugadores saltan al campo de la mano de un niño. A eso le añadimos
que los pequeños visten cómo ropa cotidiana equipamientos deportivos de los
clubes de fútbol por lo que las consecuencias son un adiestramiento desde la
más tierna infancia. Todos los niños sueñan con ser futbolistas.
Texto: Antonio Cabello
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