Fotografía taurina vs Fotografía deportiva

Foto: Muriel Feiner

Las escenas que se viven en la habitación de un hotel, mientras se viste el torero, son descritas por Hemingway en su novela “Fiesta” en la que refleja nítidamente el ritual que el diestro desde tiempos inmemorables realiza en esa liturgia que le acompaña. Relicarios de pasiones en los que se incluyen sucesos de similar factura que son cortejados por la cámara de magníficos profesionales y artistas de la fotografía los cuales ejercitan la cotidiana labor de informar o bien la de crear, dentro del guiño de captar el rito que recoge el devenir de las tradiciones en las que recrean y plasman pasajes de gran belleza y plasticidad.
La fotografía taurina como especialización comienza a desarrollarse con la aparición de las primeras revistas del mundo del toro ya que con anterioridad eran los fotógrafos que colaboraban con la prensa diaria o aquellos que cubrían actos sociales los encargados de facilitar unas cuantas imágenes de los festejos y de su entorno. También era habitual que los toreros acudieran al estudio del fotógrafo para que les inmortalizara, así podemos contemplar fotos añejas en las que el torero posando ante un forillo de tela pintada muestra su gallardía.
Con la aparición de las revistas “El Ruedo”, “Dígame”, “Sol y Sombra”, “El arte del toreo”, etc. se formaliza la aparición de especialistas en la fotografía taurina que en un principio utilizan grandes y pesados equipos de ópticas cortas para inmortalizar las tardes y más adelante con el devenir de los tiempos y a finales de la década de los cuarenta comenzar a utilizar lo que aún hoy conocemos como fotografía de paso universal que permitía el empleo de un chasis con 36 fotogramas y lo que fue de vital importancia el poder emplear diferentes tipos de objetivos en el mismo cuerpo de cámara. Esto permitió realizar un reportaje más cercano y detallado perdiéndose por el contrario la atmósfera que captaban las cámaras que quedaron en desuso. La historia de la tauromaquia está fielmente documentada por fotógrafos de gran valía que han captado el devenir de tardes soleadas por la gloria y atormentadas por la tragedia.

Foto: Alberto Cabello
El espectáculo futbolístico continua antes y después de la contienda, los siete días de la semana y los trecientos sesenta y cinco del año. La hinchada se alimenta de todo lo que acaece en el césped y fuera de este. Cualquier motivo es válido para comentar y elucubrar sobre un mundo que en ocasiones es el lemotiv de la vida de muchas personas.
Los diarios deportivos, los semanarios y los de información general sin omitir los digitales ilustran con un innumerable material fotográfico que mantiene viva la llama de la afición y por supuesto para llenar tanto espacio se necesita también que los redactores gráficos cubran infinidad de actos ya sean deportivos o extra deportivos.
Ni que decir tiene que este tipo de fotografía requiere una especialización debido al material fotográfico que se utiliza para captar el momento preciso. Los objetivos utilizados son de larga focal y a ser posible, lo que los encarece mucho, que sean muy luminosos. Una cámara que permita el seguimiento focal del deportista y que efectúe muchas ráfagas de fotos.
Atrás quedo el motorista que recogía primero el carrete y más tarde la tarjeta de memoria en el descanso para revelar y que en la edición de la noche se pudiese incluir una o varias imágenes del partido o la foto de la portería que el operario del laboratorio con una moneda desenfocada en el tablero de la ampliadora simulaba un hipotético gol. También quedó atrás el no poderse conectar con la red wifi desde el estadio ya que estaba colapsada por los aficionados y actualmente los reporteros cuentan con un cableado directo para estar en contacto con las redacciones y ya a los pocos minutos los informativos digitales emiten imágenes casi en directo.
Los fotógrafos deportivos suelen ser poco reconocidos, la mayoría trabajan para agencias que se llevan el crédito y si tenemos en cuenta que las fotos no están firmadas es complicado hablar de este tipo de fotógrafo especialista. Por lo general los clubes cuentan con fotógrafo propio que cubre la información y proporciona imágenes promocionales.

Texto: Antonio Cabello


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