La crónica taurina vs La crónica futbolística

Foto: Antonio Cabello

Sobre el género literario que se atribuye a la crónica taurina José Ortega y Gasset señalaba que no se puede conocer la historia de España, desde el siglo XVIII sin tener presente la historia del toreo por consiguiente hay que entender que las crónicas taurinas son un reflejo de la fisión entre periodismo y literatura, en el que ambos mundos salen enriquecidos y se retroalimentan con una finalidad informativa y estética.
Lorenzo Gomis dice que estos géneros van desde la narración selectiva de lo que ha pasado (noticias) hasta la interpretación que trata de desentrañar el significado y trascendencia de estas mismas noticias. Estos serán los pilares extremos, y entre estos, los periódicos y las revistas ofrecen una franja intermedia en la que se encuentran la crónica y la crítica como géneros periodísticos.
Reproducimos unos breves párrafos escritos por VICENTE ZABALA DE LA SERNA.
Las chicuelinas morantistas revolotearon como amapolas, como envuelto el cuerpo en el capote de sangre de toro zurcida de azabaches de la India de José María Sicilia, una mano arriba y otra muy abajo, un giro, una escultura, otra y otra más, la mariposa naciendo de su envoltura sin luz. Y el recorte, de una mano a otra mano, que hacen tijerilla en su desembocadura gallista, antigua, orfebre de épocas remotas, de quincallerías y otoños de ruedos.
Todo parecía indicar, aquella frase muletilla del Pérez Reverte reportero de mil guerras, pintor de batallas, que Daniel Luque reservaría embestidas para la faena de muleta en lugar de entrar al quinto quite. Cinco quites, cinco. Y se dispuso por chicuelinas, con un par, sin complejos, porque para responder a Morante en sus dominios hay que tener valor. Luque no se acomplejó y dibujo las suyas, y dos medias cargadas de apuesta. ¡Cómo cargó ayer Luque las medias! De aquella los tendidos al completo se levantaron como una sola voz, un alma unida por la pasión. Morante y Daniel se desmonteraron”.

Foto: Andrés Martínez
Con la gran popularidad que ha alcanzado el deporte del fútbol a nivel mundial este adquiere un particular lenguaje empleado en la narración de los acontecimientos relacionados con él por lo que hay que tener en cuenta su etimología y procedencia, la existencia de extranjerismos y calcos lingüísticos, las condiciones que deberían tenerse en cuenta para la aceptación de términos foráneos, las metáforas y expresiones idiomáticas, polisemias, siglas y eponimias, así como la existencia de diversas denominaciones para referirse a un mismo concepto.
Reproducimos una crónica de RUBÉN JIMÉNEZ
“La salida de Asensio y Lucas le dio al Madrid lo que más falta le hacía y lo que ya no tenían Isco ni Benzema. Oxígeno y sangre, necesidades básicas. Sacó el descabello de la funda y esperó que el Atlético humillara la cabeza para utilizarlo. Cada vez que los de Zidane robaban, la mirada rojiblanca se llenaba de niebla. Hasta que se apagó. Cristiano corrió como sólo un loco que olvida el último gol a los tres segundos del saque de centro siguiente puede correr, cedió a Lucas y el centro del gallego pasó por debajo de las piernas de Casemiro para caer en las botas de Ronaldo, que buscó la nuca atlética y no falló.
El plan de Simeone siempre fue darle la vuelta a ese calcetín llamado fútbol, pero el Madrid se lo comió igual que la zapatilla se traga el calcetín, irremediablemente. No se rendirá hasta ver el pitido inicial de la final de Cardiff, pero en el Bernabéu se quedó al borde de su área técnica, con su inquietante pero seductora mirada, mirando como si aquello que se abría ante él entre cuatro líneas de cal no fuese un terreno de juego sino un pozo, una oscuridad sin fondo donde había ido a parar su plan.
Cristiano pactó el entierro de un Atlético de luto. No hace falta esperarle ondeando un pañuelo en la estación, siempre está donde tiene que estar y cuando tiene que estar, es un tren sin retrasos, un reloj de arena siempre lleno en los dos lados del embudo.

Texto: Antonio Cabello

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