Las medidas de
seguridad aplicadas en una tarde de toros son infinitamente más reducidas que
en la de cualquier partido de fútbol ya que apenas se crean desórdenes públicos
y los espectadores son muy respetuosos con las normas.
Las raras
intervenciones pueden ser con algún aficionado díscolo y su presencia en el
callejón se hace imprescindible para detener al espontaneo que salta a la arena
paralizando la lidia o quizás en caso de una mala actuación de un diestro que
es abronqueado en su retirada del ruedo y con los escudos policiales palian la
lluvia de almohadillas que el público enfadado arroja, aunque el articulo 34.3
lo prohíba. Últimamente también hemos visto a antitaurinos que saltan al ruedo
y deben de ser desalojados policialmente. En el caso de abrirse la puerta
grande son los policías a caballo los que despejan levemente a los aficionados
haciendo un pasillo para que los toreros accedan a sus furgonetas.
La Plaza de Toros
excepto en los espectáculos a los que acude su majestad el Rey tiene asignada
una furgoneta de la UPR, Unidad de Prevención y Reacción, a su vez hay dos
patrullas compuesta por dos efectivos cada una que vigilan los exteriores hasta
el comienzo del festejo que pasan al interior del recinto con objeto de tener
presencia en los pasillos adyacentes a los tendidos.
La plantilla de
personal de la Plaza de Toros de “Las Ventas” al servicio de la empresa
arrendataria, está compuesta de 347 trabajadores, de los que 311 son personal
fijo discontinuo, que son los que ocupan los puestos existentes en la Plaza de
Toros de “Las Ventas” (311 puestos), y 36 trabajadores fijos discontinuos
suplentes, que son los que suplen al personal fijo discontinuo en caso de cualquier
baja, o ausencia. El personal fijo discontinuo suplente únicamente presta su actividad
laboral en festejos con previsión de aforo completo y en las Ferias llamadas
Comunidad de Madrid, San Isidro, otoño o cualquier otra denominación. El resto
de festejos está cubierto, exclusivamente, por personal fijo discontinuo.
Diremos qué en un
partido entre equipos rivales, por ejemplo, Barcelona y Madrid, considerado como
de “alto riesgo” por la Comisión Nacional contra la Violencia hay un despliegue
de seguridad de tal suerte de que en estos partidos pueden intervenir un gran número
de efectivos, entre policías,
vigilantes de
seguridad privada, auxiliares y miembros de los servicios de emergencia.
Al estar
coordinado por la Delegación del Gobierno dicho dispositivo está compuesto por 2.300
efectivos de seguridad pública, privada y de emergencias, de los que 1.500 son
agentes de la Policía Nacional de ellos 1.250 agentes de la Unidad de
Intervención Policial (UIP), la nueva Unidad de Prevención y Reacción (UPR),
Caballería, Motos y Guías Caninos, así como varios helicópteros.
El operativo se
pone en marcha unas horas antes de que comience el encuentro y permanece activado
hasta después de su finalización. El Ayuntamiento de Madrid proporciona 507
agentes de la Policía Municipal y 100 de Movilidad, además de 320 profesionales
del servicio de emergencias Samur-Protección Civil, que desplaza a la zona 22
vehículos de soporte vital básico y 8 de soporte avanzado y un puesto médico.
Del estadio a la fuente de La Cibeles se distribuyen 13 vehículos de intervención
rápida, 40 equipos a pie y 6 operadores de radio, mientras que en la limpieza
trabajan 85 operarios, con 34 vehículos. Los agentes y los vigilantes de
seguridad cuidan en las entradas para que no se introduzcan en el estadio
objetos prohibidos por la Ley del Deporte.
No obstante, se
observa como la violencia es un genérico añadido a este espectáculo masivo y
pasional que ha ocasionado muertos, heridos, etc. en los campos y fuera de
ellos en todo el mundo. Eso en lo que se refiere al público, pero en lo
referente a la acción que se desarrolla dentro del campo de juego es frecuente
ver acciones antideportivas entre jugadores que propicia un espectáculo bochornoso
con daños producidos por patadas, cabezazos, bocados y en ocasiones han matado
a sus compañeros, eso sin tener en cuenta a los espectadores que arrojan
objetos dañando a los jugadores, etc.
Texto y fotos:
Antonio Cabello
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