Foto Manuel Durán |
El arte de la tauromaquia
es “Emoción” que se define como un sentimiento muy intenso de alegría o
tristeza producido por un hecho determinado ya que toda actividad artística
conlleva un efecto de sensibilidad. Por lo general el público durante la faena
se pronuncia con la interjección ¡Olé! para manifestar su grado de satisfacción
sobre la ejecución que el torero realiza al templar los envites del toro y este
rezo de pronunciar un olé tiene sus orígenes en la palabra árabe Wa-(a)llah
(¡Por Dios!), una exclamación de entusiasmo ante una belleza o alegría
sorprendente o excesiva. En el idioma árabe, no existe la vocal “e” y, en
ocasiones, la vocal “a” suena parecido a la “e”. El público asiste engalanado
con sus mejores atuendos y sobre todo la mujer se dejan ver con mantillas y
peineta luciendo garbo mientras se abanican y perfuma el ambiente con flores a
nardo y clavel. En el recuerdo nos queda las antiguas fotografías de varones
trajeados y tocados con sobreros canotier de paja trenzada o más recientemente
los denominados “Panamá”. El olor al albero mojado, las volutas de los habanos,
el aroma del clavel hace que en los tendidos se agudicen los sentidos. Color en
el ruedo, de los multicolores trajes de luces. Chinchineo del pasodoble que
alegra los sentidos y toda una algarabía que convierte a una tarde de toros en
un espectáculo único. Hay que distinguir los diferentes tendidos en que se
divide la plaza y teniendo en cuenta que la sombra es de más elevado coste, en
ella suele ir gente adinerada y popular. En esta zona se encuentra la
presidencia y se sitúan en el callejón las cuadrillas con todos los útiles que
se emplearan durante la lidia que son transportados en el “Esportón”. Aunque no
es frecuente últimamente se deja oír voces al cante acompasando las faenas con
ese aire tan peculiar que imprime lo flamenco y que tan buen maridaje hace. Las
agujas del reloj, los vuelos de la bandera, los papelillos en el redondel, los
presagios, los silencios, los olés...
Foto Víctor Lerena |
Las personas que pueblan
las gradas de un estadio de fútbol concurren a un espectáculo en el que
ejercitan “la Pasión” que es un sentimiento vehemente, capaz de dominar la
voluntad y perturbar la razón, como el amor, el odio, los celos o la ira
intensos. ¡¡¡La contienda consiste en introducir el balón en una portería
(formada por tres palos o largueros) a este hecho se le denomina “GOL!!!” que
en definitiva es la finalidad del juego. El equipo que más goles introduzca
será el vencedor. La palabra gol procede del inglés goal, meta. Es una palabra
aguda de 1 sílaba que se exclama de forma vehemente y exaltada por medio de un
grito desgarrador mientras el público se levanta de sus asientos con ambas
manos levantadas o puños cerrados. También se dice que el término surge del
británico “gol” cuyo significado es -límite- y algunos etimólogos afirman que
significa obstáculo y que proviene de “golean”, cualquiera de estas
definiciones puede servir ya que asociándolo al deporte todo tiene un sentido;
meta: anotar y ganar el encuentro, límite: pasar la línea de la cancha y de
esta manera ganar el punto y obstáculo: pasar por encima del rival, vencerlo y
conseguir la anotación. Las gradas del estadio están concurridas por un
espectador ávido de emociones y dispuesto a todo por su equipo es por ello que
aunque la hinchadas están separadas detrás de las porterías (los denominados
fondos) en ocasiones pueden generarse disturbios convertidos en una batalla
campal que han generado heridos y muertos o ante una emoción descontenida el público
se amontona unos sobre otros rompiendo las vallas y cayendo al vacío con la
consecuencia fatal de heridos y fallecidos por aplastamiento. Pero también es
frecuente presenciar un espectáculo visual que los propios aficionados originan
al levantar unas cartulinas depositadas en sus asientos y crear un original
mosaico de gran vistosidad o simplemente generar una ola al levantarse y
sentarse rítmicamente.
Texto: Antonio Cabello
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