Juan Pelegrín inmortaliza Las Ventas con la pasión del fotógrafo artista

Texto: JMSV

Fotos: Manuel Durán Blázquez y Paloma Aguilar

Soy juez y parte. El mejor retrato que me han hecho lo firma mi amigo Juan Pelegrín. No uso esta palabra en vano. En una comida reciente decía un conocido que cuando pronunciamos la palabra amigo deberíamos indicar a continuación la escala de valores. De 0 a 10 la valoración es la máxima. Desde que nos conocimos hemos intercambio sonrisas, las mismas a las que se refería esta tarde en la presentación de su magnífico libro Un día en Las Ventas cuando explicaba la relación con el maestro Esplá.
No es un libro de fotografías, es “la fotografía”. Reflejar la Monumental como lo hace Juan es difícil, diría que casi imposible. Hablaba también mi amigo Juan de la pasión por ese rincón madrileño. Y lo he entendido. En ese momento en que su voz se entrecortaba me ha tocado la fibra…
También Esplá ha puesto el dedo en la llaga. El maestro de maestros ha dicho que las imágenes no necesitan textos. Nosotros sabemos que no es así, porque las imágenes sugieren el verbo. Este torero, travestido en Guillermo Tell o viceversa, tiene mucha filosofía en la cabeza, y en las entrañas.
Saben mis compañeros, sobre todo los que la tarde mágica estaban a mi lado en la meseta de la enfermería, que cuando vi a Esplá dirigirse al centro del ruedo con parsimonia para brindarnos la muerte del toro que le llevó a la gloria, me puse en pie ante la sorpresa de todos. Y le aplaudí a rabiar par agradecerle tantas tardes de filosofía en el ruedo.
Soy juez y parte. Un juez que rinde pleitesía a uno de los mejores fotógrafos taurinos y que se siente orgulloso de pronunciar la palabra amigo cuando se trata de Juan Pelegrín. Y más allá de la relación personal, de la categoría humana, la obra de un artista que deja su huella en la historia de la fotografía taurina por los siglos de los siglos. ¡Amén¡