Fería de Gijón. Séptima de la feria (15 de agosto)

Manzanares, genial

Ganadería de Sánchez Arjona, bien presentados, en general con poca transmisión, salvo el quinto, excepcional y premiado con vuelta al ruedo.
David Fandila el Fandi, ovación y oreja
José María Manzanares, oreja y dos orejas
Miguel Ángel Perera, oreja y ovación

Texto y fotos: Manuel Durán Blázquez

El cartel

Como cierre de feria no estuvo mal. Toro de vuelta al ruedo (el tercero en este ciclo) y faenas para el recuerdo de Manzanares. Tiene su momento, dicen los taurinos, aunque nosotros creemos que su toreo es así y por eso llega al público. No hubo problemas de transmisión al sentir el toreo tal como lo ejecuta. Y si no, no lo hace. Pero resuelve, improvisa, destila arte y torería en sus acciones. Combina toreo clásico con su personalidad, que a la vez lleva mucho de su dinastía. Las dos faenas completas con capote y muleta y refrendadas con dos magníficas estocadas, que podrían ser también las mejores de la feria y eso que hubo muchas y buenas. Vemos a este torero para ocupar los puestos de mando del escalafón y sin hacer grandes esfuerzos. Simplemente toreando.
El Fandi esta vez, con los problemas de raza de sus toros, tan solo pudo caldear el ambiente en su segundo. Fue en el que toreando reposado logró muletazos de clidad. La estocada, muy atravesada, sirvió para cortar el trofeo que no pudo lograr en su primero por el fallo con el acero.
Y de Miguel Ángel Perera, que repetía, tantos pases como en la jornada anterior, pero sin redondear y sin legar al público. Podría estar aún dando muletazos y la laza n silencio absoluto. Gracias a Dios, mató pronto y bien. Por ello fue ovacionado, pero nada más.