Octava de la Feria (17 de mayo)

El pundonor de Castella

Toros de Victoriano del Río

Sebastián Castella: Oreja tras aviso y silencio

Manzanares: saludo en ambos

Alejandro Talavante: aplausos y silencio tras aviso

Texto y fotos: JMSV

Oreja para Castella

Las tardes de expectación suelen ser de decepción. Esta tarde no ha sido así, porque los tres han dejado huella de su saber, de su genio, aunque con matices. En ocasiones la plaza se venía arriba jaleando a los matadores, y por momentos se escuchaban protestas. Unos y otros tenían razón, porque cuando parecía se quedaba en espejismo y cuando parecía apagarse la tarde, volvía a subir el tono La oreja de Castella fue más que merecida tras una faena de pundonor y torería. Resultó cogido, pero compuso la figura y con aplomo aguantó en la plaza toda la tarde hasta pasar a la enfermería después de matar al cuarto. La estocada fue a reventar. En su segundo, que tenía guasa, abrió con derechazos y cerró con ayudados por la izquierda. Javier Ambel estuvo sembrado en banderillas.

Manzanares lo hizo bonito con el capote, pero los puristas no le vieron bien. Según mi amigo Roberto “ha hecho toreo de salón”. Curro Javier y Juan José Trujillo estuvieron de lujo con los palos. Trujillo saludó al respetable desmonterado y Curro Javier debió hacerlo también porque así lo pidió el público, pero el matador se hizo el "longuis". En el quinto dio muletazos pero fue perdiendo las ganas.

Talavante hizo una faena pulcra y con entrega en el tercero. Brindó al cielo en memoria de su abuelo recién fallecido (q.e.p.d.) y quiso hacer lo mejor que pudo, que fue bueno, pero falló a espadas. En el sexto estuvo magnífico con el capote y levantó a la plaza en el inicio de la faena con la muleta, pero no terminó de cuajar. Finalizó la faena con estatuarios.

Las tardes de las figuras son mediáticas, pero lamentablemente no por los toreros sino por los tipos que invaden la plaza, la mayoría del clavel, lo que no sería bueno ni malo si no asistieran acompañados de demasiados guardaespaldas que se empeñan en abrir espacios para “proteger” a los susodichos. Lo bueno es que ayer se perdieron la faena de Fandiño. Mañana desaparecerán y las aguas volverán a su cauce.