Tercera de la Feria de Gijón (11 de agosto)

PEQUEÑÍSIMOS (LOS TOROS)

Toros de Zalduendo (en sustitución de los de Núñez del Cuvillo acartelados), muy pequeños, deslucidos y sin fuerzas.

Ignacio Uceda Leal: ovación en ambos
José María Manzanares: ovación y petición con saludos
Alejandro Talavante: silencio y ovación

Texto y fotos: Manuel Durán

Así poco se podía hacer y poco se hizo. Todas las ganas que pudieron poner, unos espadas más que otros, aunque todos lo intentaron resultaron nulas por mor de los toritos de Zaduendo. Ni clase, ni fuerzas, ni casta, ni nada… y hasta el que parecía que podía servir el primero, se rompió el pitón al tercer remate en un burladero… No eran buenos principios y así resultaron los finales, malos también.

Uceda con el flojísimo primero dibujó todo su buen torero, pero se necesitaba toro para llegar al tendido. Además no mató por lo que solo se le aplaudió. En el cuarto le puso más entrega aún y más emoción, pero como fue solo por parte del torero no sirvió para nada.

José María Manzanares nada pudo hacer con el parado segundo y en el quinto, a pesar de salir arrebatando con una larga de rodillas en el tercio y de ponerle emoción, además de un gran espadazo, saludó después de una ligera petición por los efectos de la ejecución de la suerte suprema.

Talavante, sustituyendo al herido Morante de la Puebla, lo intentó como sus dos compañeros. Y quizás en su primero, el tercero de la tarde, si no pincha hasta e 4 o 5 ocasiones, el público de El Bibio, muy amable hasta ahora le hubiera pedido la oreja. En el sexto, deslucidísimo, lo intentó por todos los medios, pero no había nada que hacer. Tampoco lo mató bien y todo se quedó en otro saludo.