Toros en San Sebastián de los Reyes (1 de septiembre)

Alrededor de tres cuartos de plaza. Toros de Luis Algarra, de caritas justas, colaboradores y de buen juego los tres primeros -el 2º, premiado con la vuelta al ruedo- y algo más protestones los restantes. El primero fue devuelto, por distintos motivos, ictus, chico, flojo…

Si a un torero con casi treinta años de alternativa le ponen en el ruedo dos enemigos como los de hoy de Algarra, si ese torero se llama Enrique Ponce, hasta el fotógrafo llena la tarjeta de memoria. Esta actuación en La Tercera parecía su despedida -ya lo dirá él- de esta plaza, pero realmente desgranó una tauromaquia. Con su toreo de maestro lo bordó en ambos toros. De habano y oro. Estocada rinconera (dos orejas). En el cuarto, pinchazo y estocada corta (oreja).

A hombros de espaldas

José María Manzanares, en la línea de su toreo, pulcro, estético, ortodoxo y sobre todo recuperado. La suerte suprema en su primero la ejecutó recibiendo como mandan los cánones del recibir. En el quinto, estropeó la faena con la espada. De sangre de toro y oro. Estoconazo recibiendo (dos orejas). En el quinto, pinchazo hondo y estocada baja (petición y saludos).

Pablo Aguado marca otro tempo (no tiempo) en su toreo y eso hace que el temple, la cadencia, lentitud y composición llenen de torería sus actuaciones. Las verónicas al tercero fueron para no olvidar. Verlo irse de la cara del toro recuerda otros tiempos de la torería andante. No creo decir sacrilegio si citamos en esa comparación a un Bienvenida, Antonio y a otro Antonio, este de Ronda y apellidado Ordóñez. De verde hoja y oro. Media estocada (dos orejas). #En el sexto, estocada perpendicular (saludos).

Se guardó un minuto de silencio por Ignacio Zorita y entre los subalternos destacaron Iván García y Manuel Rodríguez Mambrú.

Texto y fotos: Manuel Durán